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Marcos Llorente defiende la luz roja y las gafas con filtro amarillo

La exposición a luz roja antes de dormir mejora la calidad del descanso, reduce la inflamación y acelera la recuperación muscular

Marcos Llorente, el versátil futbolista del Atlético de Madrid, se encuentra en el centro de una tormenta mediática mientras se recupera de una lesión muscular.

Lejos de los focos del Metropolitano, Llorente ha generado debate por sus prácticas de bienestar, como el uso de luz roja nocturna y gafas con filtro amarillo.

Críticos lo tildan de excéntrico, pero sus postulados se basan en principios científicos sólidos sobre el impacto de la luz en la biología humana. En lugar de ridiculizarlo, vale la pena explorar por qué estas hábitos podrían ser clave para su rendimiento y salud.

“Protejo mi biología”

Llorente ha explicado públicamente que evita la luz artificial azul por las noches, optando por iluminación roja y gafas filtrantes. «Protejo mi biología», ha declarado en redes sociales, argumentando que la exposición a luces LED y pantallas altera el ritmo circadiano.

Esta polémica estalló cuando compartió imágenes usando gafas amarillas en interiores y defendiendo la luz roja como alternativa saludable. Algunos medios lo han cuestionado, alegando falta de consenso científico, pero evidencias de estudios respaldan sus ideas.

El fundamento de la luz roja nocturna radica en su longitud de onda (alrededor de 620-750 nm), que no suprime la producción de melatonina, la hormona del sueño. A diferencia de la luz azul (emitida por móviles y bombillas LED), la roja preserva la visión nocturna y promueve la relajación.

Investigaciones publicadas en revistas como el Journal of Pineal Research muestran que la exposición a luz roja antes de dormir mejora la calidad del descanso, reduce la inflamación y acelera la recuperación muscular. Esto es algo crucial para un atleta como Llorente, quien ha lidiado con lesiones recurrentes.

Rehabilitación deportiva

Un estudio de la Universidad de Harvard indica que la luz roja estimula la mitocondria celular, aumentando la energía y combatiendo el estrés oxidativo, beneficios que podrían explicar su adopción en terapias de rehabilitación deportiva.

Por otro lado, las gafas con filtro amarillo o naranja bloquean hasta el 99% de la luz azul, permitiendo que el cuerpo inicie la producción de melatonina con antelación.

Ensayos clínicos, como uno en Chronobiology International, demuestran que su uso por la noche reduce el insomnio y mejora el estado de ánimo al día siguiente. Así pues, lo de Llorente no se trata de una moda. Y organizaciones como la American Academy of Ophthalmology reconocen que la luz azul artificial interfiere en el sueño, y estas gafas actúan como escudo contra ella.

La evidencia del biohacking

Defender a Llorente no implica ignorar el escepticismo; al contrario, invita a un debate informado. En un mundo saturado de tecnología, sus prácticas alinean con la biohacking basada en evidencia, similar a rutinas de atletas como LeBron James o Novak Djokovic.

Mientras se recupera, Llorente demuestra que priorizar la salud natural puede ser revolucionario. Quizás, en lugar de burlas, deberíamos probar sus consejos: una noche bajo luz roja podría cambiar nuestra percepción del descaso.

¿Qué es el Biohacking?

El biohacking es un enfoque do-it-yourself (DIY) para mejorar la salud, el rendimiento físico y mental mediante cambios intencionados en el estilo de vida, la dieta y el entorno. Le está funcionando a Llorente…

Básicamente, se trata de «hackear» la biología del cuerpo utilizando ciencia, tecnología y experimentación personal para optimizar funciones como el sueño, la energía, la longevidad y la recuperación.

Este concepto surgió en la comunidad de Silicon Valley a principios de los 2000, inspirado en la cultura hacker, donde personas como Dave Asprey (creador de Bulletproof Coffee) popularizaron prácticas para superar límites humanos. No es solo una moda; combina biología, nutrición y tecnología para lograr resultados medibles.

Tipos de biohacking

El más común es el nutrigenómico, que ajusta la dieta según la genética personal, como consumir suplementos basados en pruebas de ADN. Otro es el grinder biohacking, más extremo, que involucra implantes como chips RFID o modificaciones corporales. Finalmente, el biohacking lifestyle, que incluye hábitos diarios accesibles para principiantes.

Ejemplos prácticos incluyen el ayuno intermitente (comer en ventanas de tiempo limitadas para mejorar el metabolismo), exposición al frío (duchas heladas para aumentar la resiliencia), y el uso de wearables como relojes inteligentes para monitorear el sueño y el estrés.

Ritmo circadiano

En el contexto de Marcos Llorente, prácticas como la terapia de luz roja nocturna y las gafas con filtro naranja son formas de biohacking para regular el ritmo circadiano, reduciendo la exposición a la luz azul que interfiere en la melatonina y promoviendo una mejor recuperación muscular.

Los beneficios para el que lo practique son variados: mayor energía, mejor sueño, reducción de inflamación, claridad mental y potencialmente una vida más larga.

Estudios muestran que técnicas como el ayuno pueden mejorar la sensibilidad a la insulina, mientras que la luz roja estimula la producción de ATP en las células.

Sin embargo, no todo es positivo. Los riesgos incluyen efectos adversos si se exageran, como desequilibrios nutricionales en dietas extremas o lesiones por exposición prolongada al frío. Además, muchas prácticas carecen de regulación, y lo que funciona para uno puede no ser seguro para otro; siempre consulta a un médico antes de empezar.

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