Así lo pedían dirigentes del PSOE; además, el ala feminista del partido exige romper el halo de protección e impunidad impuesto en Ferraz
Tal y como confirman ABC y otros medios, el Sanchismo con Pedro Sánchez desde Ferraz se niega a llevar a ‘bragueta’ Salazar ante la Fiscalía por sus conductas más que reprobables. Esas conductas que han sido tapadas o ‘adormecidas’ por la mismísima María Jesús Montero, la feminista de salón.
El PSOE se encuentra inmerso en un nuevo y bochornoso escándalo que expone, una vez más, la doble moral de una formación que, bajo el liderazgo de Pedro Sánchez, predica el feminismo mientras encubre la presunta corrupción moral en sus círculos de poder más cercanos a Moncloa.
El caso se centra en Paco Salazar, exdirector general de Análisis y Estudios de la Moncloa, a quien trabajadoras del Gobierno acusan de acoso y de proferir expresiones «vomitivas».
Según la información de ABC, una facción crítica de dirigentes socialistas, responsables autonómicas del área de Igualdad, ha plantado cara a la dirección de Ferraz para exigir que estas graves denuncias sean llevadas de inmediato a la Fiscalía por un presunto delito de violencia de género.
Encubrimiento socialista
Este pulso interno no hace sino confirmar la estrategia de opacidad y encubrimiento desplegada por la cúpula del partido. La celeridad que el PSOE exige a la Justicia en otros ámbitos brilla por su ausencia cuando se trata de proteger a sus propios sanchistas.
Las quejas de las víctimas habrían sido sistemáticamente silenciadas por la maquinaria orgánica. La excusa oficial de la dirección, que atribuye la paralización de las denuncias a un inverosímil «fallo informático», ha provocado la indignación generalizada, incluso dentro de las propias filas.
Los críticos califican la gestión de la crisis desde Ferraz como una «torpeza en torpeza» que solo consigue infligir un «mucho daño» político al partido. Esta tibieza es aún más grave si se considera que Salazar es una figura de la máxima confianza del Gobierno, lo que apunta a un intento deliberado de blindaje político orquestado por altos cargos como María Jesús Montero y Rebeca Torró, quienes habrían priorizado la lealtad de partido sobre la defensa de las mujeres.
Deterioro ético del PSOE
El ‘caso Salazar’ es más que un escándalo de presunto acoso; es un síntoma del deterioro ético que consume al PSOE desde Ferraz. Mientras el Gobierno se envuelve en la bandera de la igualdad y la lucha contra la violencia de género, la realidad que emerge desde Moncloa es la de un fétido tufo a impunidad y a intereses partidistas.
La necesidad de que sean las bases, y no los líderes, quienes fuercen la vía judicial, pone en evidencia el colapso moral de una formación que parece más preocupada por la supervivencia de sus cuadros que por el cumplimiento de la ley y la dignidad de las víctimas.
La ciudadanía observa, atónita, cómo el PSOE prioriza los cortafuegos antes que la regeneración democrática que tanto prometió… Mientras se canta eso de «Soy feminista porque soy socialista«, o viceversa…








