El sanchismo se desmorona desde dentro
Las voces críticas ya no se esconden. Tomás Gómez, exlíder del PSOE en Madrid, ha lanzado un misil a la línea de flotación de Ferraz. Ha pedido abiertamente echar a Pedro Sánchez por ‘responsabilidad histórica’. Cuando los propios socialistas reconocen que su líder es un peligro para España, es que la situación es insostenible.
Un partido secuestrado por el personalismo
Gómez denuncia lo que todos vemos: el PSOE ha dejado de ser un partido de Estado para convertirse en la plataforma personal de un solo hombre. Sánchez ha purgado a la disidencia, ha pactado con los enemigos de la nación y ha traicionado sus propios principios. Y ahora, los viejos rockeros del partido dicen ‘basta’.
El fin de ciclo es evidente
Estas declaraciones no son un hecho aislado. Se suman al malestar creciente de barones y militantes que ven cómo su partido se hunde en las encuestas y en la irrelevancia moral. Echar a Sánchez no es solo una opción para el PSOE, es una necesidad para la supervivencia de la democracia española tal y como la conocemos.
La intervención de Gómez ha sido demoledora, señalando directamente al presidente como el principal responsable de la deriva autoritaria y errática del partido. ‘No se puede gobernar contra la mitad de España’, ha sentenciado, recordando que el PSOE histórico siempre buscó el consenso y la defensa de la Constitución, valores que hoy parecen olvidados en la sede de Ferraz.
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El silencio oficial ante estas críticas es atronador. Sánchez y su núcleo duro prefieren ignorar la realidad, encerrados en su torre de marfil, mientras el partido se desangra voto a voto. Pero la rebelión interna es ya imparable. Tomás Gómez ha puesto voz a lo que muchos piensan pero pocos se atreven a decir por miedo a las represalias. La pregunta ya no es si Sánchez caerá, sino cuándo y cuánto daño más hará al país antes de irse.












