Inseguridad creciente en el norte de España
La tranquilidad de Irún se vio rota el martes por la tarde cuando un individuo de origen magrebí, de 46 años, fue detenido por la Ertzaintza tras ser sorprendido intentando robar en una vivienda unifamiliar del barrio de Uranzu. Los vecinos, alertados, dieron el aviso que permitió la rápida actuación policial.
Los hechos que alarman a los vecinos
Eran las seis y media de la tarde cuando se recibió la llamada: dos hombres merodeaban por el jardín de la casa, y uno de ellos ya había accedido al interior. La Ertzaintza se personó de inmediato, localizando a uno de los sospechosos en el jardín, quien intentó huir sin éxito. El segundo individuo logró escapar.
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Un problema que va a más
Este suceso no es un hecho aislado. La sensación de inseguridad crece en muchas localidades del País Vasco y del resto de España, a menudo vinculada a la inmigración ilegal descontrolada. Mientras el Gobierno mira hacia otro lado, son los ciudadanos quienes sufren las consecuencias de la falta de control en nuestras fronteras y de unas leyes que parecen proteger más al delincuente que a la víctima.
Es urgente que se tomen medidas contundentes para frenar esta escalada de delincuencia. No podemos permitir que nuestros barrios se conviertan en zonas sin ley donde los asaltos a viviendas sean el pan de cada día. La firmeza contra la delincuencia y el control migratorio son esenciales para garantizar la convivencia y la seguridad de todos.








