Violencia y engaño en el sistema de acogida vasco
La seguridad en los centros de acogida de menores vuelve a estar en entredicho. En esta ocasión, el escándalo salpica a Vitoria, donde dos individuos que se hacían pasar por Menores Extranjeros No Acompañados (MENAS) han protagonizado graves incidentes, poniendo en riesgo a trabajadores y a los verdaderos menores tutelados.
Adultos viviendo a costa del contribuyente
Aunque no se ha podido acceder al detalle de la noticia de El Correo por sus medidas de protección, el titular y la URL sugieren que las pruebas oseométricas habrían confirmado lo que muchos sospechaban: estos individuos eran mayores de edad.
Sin embargo, hasta que la burocracia actúa, habrían estado disfrutando de los recursos destinados a la infancia, ocupando plazas y consumiendo un presupuesto público que no les correspondía. Este fraude no solo es una estafa económica, sino un peligro real para la convivencia en los centros.
Agresiones y amenazas: el día a día
La situación se habría vuelto insostenible cuando estos ‘falsos menores’ comenzaron a mostrar actitudes violentas, llegando a peleas y huidas. El personal de los centros forales a menudo tiene que soportar amenazas y agresiones, una realidad que, desgraciadamente, se repite con demasiada frecuencia y que las instituciones tratan de silenciar para no ‘estigmatizar’.
Pero la realidad es tozuda: meter a adultos conflictivos con niños vulnerables es una bomba de relojería.
Es fundamental que se establezcan protocolos rigurosos y rápidos para la determinación de la edad, evitando que adultos se aprovechen del sistema. La laxitud en la aplicación de la ley y el ‘buenismo’ mal entendido solo consiguen agravar el problema, generando inseguridad y desconfianza en un sistema de acogida que debería proteger a los más débiles, no a los que defraudan. La gestión de la inmigración irregular y de los centros de menores por parte de las administraciones vascas (PNV-PSE) queda, una vez más, en entredicho.












