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La pluma irreverente de Alfonso Ussía nos acompañará para siempre

El maestro del columnismo español deja una España más pobre sin su mirada crítica frente a la izquierda socialcomunista

El mundo de las letras y el periodismo español despide hoy a una de sus voces más punzantes y carismáticas. Alfonso Ussía, el escritor, humorista y columnista que durante medio siglo encarnó la sátira irreverente contra los vicios de la sociedad, ha fallecido esta madrugada en su residencia de Ruiloba, Cantabria, a los 77 años.

La causa ha sido un cáncer de pulmón con afectación hepática en fase avanzada, una enfermedad que arrastraba desde meses atrás y que no impidió que siguiera dictando sus artículos hasta el final, con la tenacidad que le caracterizaba.

Ussía, conocido por su pluma afilada y su defensa acérrima de las tradiciones españolas, deja un vacío en la prensa conservadora donde fue estrella indiscutible. Su muerte ha desatado una oleada de tributos que resaltan no solo su talento literario, sino su humanidad y su coraje ante la adversidad. Hasta el último aliento, el madrileño de adopción cántabra se mantuvo fiel a su lema: «No achantarse».

Una pluma indomable que nos guiará siempre

Las primeras reacciones no se hicieron esperar. Su hijo menor, Alfonso J. Ussía, columnista de ABC y heredero natural de su estilo, publicó en redes un emotivo adiós: «Padre, sentiste lo que debe sentir el padre de un gran escritor. Hoy soy yo quien llora por el tuyo. Tu pluma indomable nos guía siempre«.

En una de sus últimas columnas, el propio Ussía había dedicado palabras de orgullo a este hijo, que recientemente recibió un premio por visibilizar el terrorismo etarra, un tema que ambos combatieron con denuedo.

Caballero de la palabra

Desde el mundo político, la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, quien en agosto le entregó el Premio de Cultura en su domicilio por su delicado estado de salud, expresó su dolor. «Alfonso era un caballero de la palabra, un satírico que nos hacía reír y pensar. Su ausencia duele como un fustazo, pero su legado ilumina. Descanse en paz, amigo».

Ayuso recordó el acto íntimo en Ruiloba, donde Ussía, postrado pero lúcido, bromeó sobre su «muerte civil» impuesta por la izquierda política, una obsesión que salpicó sus crónicas.

El director de El Debate no pudo contener las lágrimas al confirmar la noticia. «Era un escritor satírico en prosa y verso, un hombre cuya libertad le costó amigos y enemistades. Pero sabía que ese era el precio del oficio. Hoy, en El Debate, su voz calla, pero resuena eterna».

Mingote con pluma de Wodehouse

Voces del periodismo como la de Julio Ariza, compañero en La Razón, donde Ussía fue firma estelar y dio nombre a unos premios propios, lamentaron la pérdida «de un dandi chistoso, un Mingote con pluma de Wodehouse. España es más pobre sin su mirada crítica».

Otros allegados, como el periodista Paco Calderón, evocaron anécdotas de su juventud tarambana: «Alfonso era vasco, gaditano, madrileño y montañés de vocación. Me miró en un bar y dijo: ‘Leo El Debate por ti’. Fue su última alegría».

Incluso desde el otro lado del espectro ideológico, el escritor Javier Marías, pese a sus diferencias, reconoció en un tuit: «Ussía era incorregible, pero su humor era un bálsamo en tiempos grises. QEPD».

Funeral en Comillas

El funeral se celebrará mañana en Comillas, en una ceremonia privada solicitada por la familia. Ussía, casado con Pili Hornedo y padre de tres hijos, uno de ellos, Bosco, casado con Alejandra de Borbón, se retira de la escena pública como vivió: con elegancia y un toque de ironía. Su partida cierra un capítulo de la Transición donde la sátira fue arma y escudo.

Breve biografía de Ussía

Alfonso de Ussía y Muñoz-Seca nació el 12 de febrero de 1948 en Madrid, en una familia de linaje noble –hijo del conde de los Gaitanes– marcada por el exilio republicano de su abuelo, el dramaturgo Pedro Muñoz Seca, asesinado en 1936.

Estudió Derecho, pero pronto viró hacia la literatura satírica, debutando con poesía en la revista Litoral. Su carrera despegó en 1978 con una carta al director en ABC, que le abrió las puertas del columnismo. Firmó en Diario 16, Época, La Razón y El Debate, donde su estilo mordaz –inspirado en Wodehouse, Jardiel Poncela y Mingote– le granjeó legiones de lectores y pleitos judiciales con figuras como Tierno Galván.

Autor de más de 40 libros, destacó la serie Memorias del marqués de Sotoancho, junto a ensayos como Fustazos y caricias o Tratado de las buenas maneras. Ideó programas de TV y recibió premios como el Mariano de Cavia (1998), González-Ruano (2005) y Jaime de Foxá (2010).

Retirado en Ruiloba desde 2020, defendió la monarquía, la tauromaquia y la España rural hasta su último aliento. Ha muerto este 5 de diciembre de 2025, dejando un legado de humor indomable.

 

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