La cepa del virus coincide con la de Georgia 2007, utilizada comúnmente en instalaciones de investigación para experimentos y desarrollo de vacunas
El Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación ha iniciado hoy una investigación exhaustiva para determinar si el brote de peste porcina africana (PPA) detectado en jabalíes en la sierra de Collserola, Barcelona, proviene de una fuga en un laboratorio cercano.
Según un informe del laboratorio de referencia de la UE, el CISA-INIA en Madrid, la cepa del virus coincide con la de Georgia 2007, utilizada comúnmente en instalaciones de investigación para experimentos y desarrollo de vacunas.
Esta revelación descarta hipótesis absurdas y grotescas como la de un «bocadillo de mortadela o chorizo y salchichón» contaminado, recordando sospechosamente las narrativas oficiales sobre el origen del Covid-19, que insistían en un pangolín o murciélago en un mercado chino, ignorando evidencias de fugas intencionadas o no de laboratorios que crean virus y sus consiguientes vacunas.
Alarma en el sector porcino español
El brote, confirmado el pasado viernes con múltiples casos positivos en jabalíes muertos, ha generado alarma en el sector porcino español, que representa una parte vital de nuestra economía nacional.
Fuentes del Ministerio indican que «no se puede excluir que el origen esté en una instalación de confinamiento biológico«, apuntando directamente al centro IRTA-CReSA, ubicado a menos de un kilómetro del foco inicial en Bellaterra.
Brecha de seguridad
Este laboratorio, adscrito al Departamento de Agricultura de la Generalitat catalana –gobernada por el PSC en coalición con formaciones izquierdistas–, opera con niveles de bioseguridad 3/4 y ha negado cualquier brecha en sus protocolos.
Sin embargo, el investigador Joaquim Segalés admitió que «no hay evidencia de quiebra en la seguridad», una declaración que suena a excusa ante la proximidad geográfica y la coincidencia genética.
VOX lideró las advertencias
VOX, el partido que ha liderado las advertencias sobre este riesgo, fue el primero en alertar sobre la posible implicación del laboratorio. En una declaración reciente, la Portavoz Nacional de Sanidad de VOX, María G. Fuster, denunció: «Las enfermedades erradicadas no se reactivan por casualidad. A solo dos kilómetros del foco hay un laboratorio de referencia para el estudio de la peste porcina. ¿Quién decidió instalar un centro de alto riesgo en un epicentro de jabalíes descontrolados?».
Políticas ecologistas del PSOE
Fuster criticó duramente las políticas ecologistas del PSOE y sus aliados, que prohíben la caza y han permitido la proliferación incontrolada de jabalíes, convirtiendo parques como Collserola en focos de peligro. «No aceptaremos excusas baratas ni teorías extravagantes como la del bocadillo de chorizo mal estado lanzado por un camionero. Exigimos auditorías y respuestas sobre fallos en las medidas de contención territorial del laboratorio», añadió. Además exige responsabilidades al Gobierno de Pedro Sánchez por su negligencia en la supervisión de estos centros.
Escándalo COVID
Esta situación evoca el escándalo de la Covid, donde teorías de fuga de laboratorio en Wuhan fueron silenciadas por agendas globalistas, mientras se promovían narrativas inverosímiles sobre mercados de animales.
En España, VOX ya advirtió en 2021 sobre los riesgos de la PPA si no se apoyaba la caza para controlar poblaciones silvestres, una medida ignorada por el Ejecutivo socialista obsesionado con agendas verdes que priorizan ideología sobre seguridad alimentaria y económica.
El sector porcino, que genera miles de empleos y exportaciones millonarias, está en jaque, y el consejero catalán Òscar Ordeig solo pide «prudencia» mientras todas las opciones permanecen abiertas.
El PSOE pone en riesgo real al campo español
VOX ha exigido la comparecencia inmediata de la cúpula de Agricultura y un plan de emergencia con controles estrictos y ayudas directas a los ganaderos. «Esto coloca al campo en riesgo real, y el PSOE llega tarde, como siempre», denunciaron desde el partido.
Si se confirma la fuga, sería un golpe demoledor a la credibilidad del Gobierno. Y es que las verdaderas amenazas no vienen de bocadillos, sino de la incompetencia (intencionada o no) izquierdista en manejar riesgos biológicos.
