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Cazan a tiros a un hombre en Mijas tras un partido de fútbol: nueva sacudida de violencia en la Costa del Sol

Mijas (Málaga) vuelve a ser escenario de la violencia más salvaje. Eran las 20:15 horas del lunes 21 de abril cuando los vecinos de Calahonda escucharon el eco seco de hasta diez disparos que rompieron la tranquilidad de la tarde. Un hombre, joven, de unos 30 años, fue acribillado a balazos a plena luz del día, tras salir de disputar un partido de fútbol. No tuvo oportunidad de huir.

Los asesinos, que según las primeras investigaciones podrían ser dos, le esperaron pacientemente en las inmediaciones del recinto deportivo. Sabían que iba a salir. Sabían quién era. Y no dudaron. Lo ejecutaron a sangre fría en mitad de la calle, delante de testigos que, aterrados, llamaron de inmediato al 112 alertando de lo que estaba sucediendo.

No era una reyerta. No era un forcejeo. Fue una ejecución calculada

Mientras la Guardia Civil y la Policía Local de Mijas desplegaban un amplio dispositivo por toda la zona, otro suceso hacía saltar aún más las alarmas: a escasos kilómetros, se incendiaba un Seat Cupra con matrícula extranjera. Algunas fuentes apuntan a que dentro del coche se habrían encontrado una o varias armas, lo que refuerza la hipótesis de que los atacantes quemaron el vehículo para borrar pruebas, según informa diario Sur.

La víctima aún no ha sido identificada oficialmente

pero todo apunta a que se trata de un ciudadano británico, otro nombre que se suma a la larga lista de crímenes con sabor a ajuste de cuentas en la Costa del Sol. Porque esta región, antaño escaparate del turismo europeo, se ha convertido en campo de batalla de mafias internacionales que resuelven sus diferencias con plomo y fuego.

No es un hecho aislado. Solo una semana antes, en Portada Alta (Málaga capital), un tiroteo entre clanes dejó a un hombre herido y acabó con cinco detenidos. A principios de mes, cuatro personas resultaron heridas, tres de ellas por balas perdidas en un tiroteo en la calle Gaucín. El patrón es claro. La presencia de armas de fuego en nuestras calles va en aumento, y con ella la inseguridad ciudadana.

La Guardia Civil mantiene activo el dispositivo de búsqueda para localizar a los autores del crimen, mientras crece el malestar vecinal por esta escalada de violencia impune que no parece tener freno. “Mijas ya no es lo que era”, comentaba ayer un vecino de Calahonda. Y razón no le falta.

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