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George Zinn detenido por obstaculizar a la policía en el atentado de Kirk, acusado de pornografía infantil

‘Admitió que obtiene satisfacción sexual al ver y compartir imágenes […] con otras personas, y que la edad de sus víctimas preferidas es de 5 a 12 años’

El anciano agitador detenido por obstaculizar la respuesta de las autoridades de Utah tras el atentado de Charlie Kirk está acusado de guardar fotos sexuales explícitas de menores en su teléfono, según las autoridades.

George Zinn, de 71 años, fue acusado el lunes de cuatro cargos de explotación sexual de un menor después de que los investigadores encontraran más de 20 imágenes de niños de hasta 5 años, al menos parcialmente desnudos y «posando» de forma «sexual», según informó la Oficina del Sheriff del Condado de Utah en un comunicado de prensa el martes, recogida por New York Post.

«Zinn admitió… que obtiene satisfacción sexual al ver y compartir imágenes [de material de abuso sexual infantil] con otras personas, y que la edad de sus víctimas preferidas es de 5 a 12 años«, alegó la agencia.

George Zinn, agitador conocido por la policía

El fiscal del condado de Salt Lake, Sim Gill, describió a Zinn como un agitador habitual de la política local. Se le ha visto en protestas, festivales de cine y mítines, donde suelen expulsarlo por protagonizar altercados.

Su nombre aparece en múltiples antecedentes por allanamiento y, en 2013, llegó a ser procesado tras amenazar con colocar una bomba en el Maratón de Salt Lake City.

Sin embargo, las autoridades confirmaron que su versión fue un invento. Según documentos judiciales, Zinn aseguró que lo hizo para desviar la atención hacia el “verdadero tirador”.

Una confesión que confundió a la policía

En medio del caos tras el asesinato de Kirk. Zinn, que estaba entre el público, se acercó a los agentes y gritó: “le disparé, ahora dispárenme”. Su declaración, realizada en un momento de máxima tensión, generó confusión inmediata entre los presentes y los cuerpos de seguridad.

La policía lo detuvo en el acto, comprobando rápidamente que estaba desarmado. Sin embargo, sus gritos y su confesión retrasaron la investigación, al punto de distraer recursos en un momento crucial.

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