España está en shock. Lo que debía ser una visita rutinaria al dentista se ha convertido en una película de terror que ha destrozado a una familia y ha puesto en jaque a todo el sistema sanitario. Una niña de tan solo 6 años ha fallecido tras ser sedada para una simple extracción de muelas. Pero lo que hay detrás no es un accidente, es una negligencia abismal y una historia de corrupción moral que te helará la sangre.
La tragedia que nunca debió ocurrir
Todo ocurrió en una clínica dental que, para empezar, no tenía permiso para realizar sedaciones intravenosas. A pesar de ello, sometieron a la pequeña a este procedimiento. El resultado fue fatal: la niña falleció pocas horas después. ¿Cómo es posible que en pleno 2025 sigan operando clínicas pirata con total impunidad? La dueña de la clínica ya ha sido detenida, pero el verdadero horror tiene nombre y apellidos: el anestesista.
Un «profesional» acusado de robar drogas
La Policía Nacional no ha tardado en destapar la caja de los truenos. El anestesista encargado de la sedación no solo actuó con una irresponsabilidad criminal, sino que además está acusado de robar anestésicos de los hospitales públicos donde trabajaba para usarlos en sus «trabajitos» privados en clínicas dentales.
Sí, lo has leído bien. Un médico que roba material sensible de la sanidad pública para lucrarse en la privada, poniendo en riesgo la vida de inocentes con fármacos de dudosa procedencia o conservación. Es el retrato de la decadencia moral absoluta que asola ciertos sectores de nuestra sociedad.
«Negligencia abismal»: los expertos hablan claro
El doctor Antonio Corralero, anestesiólogo y perito judicial, no se ha mordido la lengua en el programa ‘Y ahora Sonsoles’. Ha calificado la actuación de «negligencia abismal». Según explica, es la clínica la que debe comprar los fármacos legalmente a través de su farmacia u hospital de referencia. «Como anestesiólogo no puedes llevarte la anestesia de cualquier lado», advierte.
Lo que ha hecho este individuo es punible a todos los efectos. No solo debe perder su licencia, sino que debe caer sobre él todo el peso de la ley. ¿Cuántos más como él habrá en nuestro sistema, protegidos por el corporativismo o la falta de control?
La otra víctima que pudo ser fatal
Por si fuera poco, ese mismo día, otra niña de 4 años fue atendida en la misma clínica y también tuvo que ser hospitalizada. Se salvó de milagro. Esto demuestra que no fue un error puntual, sino un modus operandi temerario y criminal. Estaban jugando a la ruleta rusa con la vida de nuestros hijos por puro beneficio económico.
¿Dónde están los controles? La podredumbre de un sistema que falla
Aquí es donde los liberales y la gente de bien nos llevamos las manos a la cabeza. Pagamos impuestos confiscatorios para sostener una sanidad y un sistema de inspección que, a la hora de la verdad, no nos protege. ¿Dónde estaban los inspectores de Sanidad? ¿Cómo puede una clínica operar sin licencias básicas para sedación?
La burocracia asfixia al empresario honesto, al autónomo que quiere abrir su negocio y le piden hasta la talla de zapato, pero deja vía libre a los piratas y a los carniceros que operan en la sombra. Es el fracaso del Estado omnipresente que, al final, no está donde se le necesita. El Ministerio de Sanidad debería estar dando explicaciones hoy mismo, pero probablemente estén más ocupados en sus agendas ideológicas que en controlar que no maten a nuestros hijos en el dentista.
Alerta padres: Cómo saber si tu clínica es segura
Ante este despropósito, solo nos queda la autodefensa. No te fíes de nadie. Si vas a una clínica dental y te ofrecen sedación:
1. Exige los papeles: Pide ver la licencia específica para sedación.
2. Conoce al anestesista: Pregunta quién es, su número de colegiado y de dónde viene.
3. Desconfía de los chollos: Si el precio es ridículamente bajo, sospecha. La seguridad se paga.
4. Denuncia: Ante la mínima irregularidad, vete y denuncia.
La familia destrozada y la indignación popular
Nadie puede imaginar el dolor de esos padres. Llevar a tu hija a quitarse una muela y volver sin ella. Es una pesadilla que exige justicia rápida y ejemplar. Las redes sociales arden, y con razón. La gente está harta de la impunidad, de los «errores administrativos» y de que la vida de una niña valga menos que el papeleo de un funcionario.
Mano dura contra la mala praxis
No podemos permitir que esto quede en una inhabilitación de un par de años. Necesitamos leyes duras, controles efectivos y, sobre todo, una regeneración moral. Los que juegan con la salud por un puñado de euros son criminales y deben ser tratados como tal.
Descansa en paz, pequeña. Desde aquí haremos lo posible para que tu muerte no sea en vano y para que estos sinvergüenzas no vuelvan a tocar a un paciente en su vida. ¡Justicia ya!












