La economía, ya debilitada por la falta de inversiones y la rigidez centralizada del modelo socialista, sufre pérdidas millonarias
Cuba enfrenta una nueva jornada de apagones masivos con un déficit energético que supera los 2,000 MW, marcando un récord histórico en medio de la interminable crisis eléctrica que azota la isla.
El Sistema Eléctrico Nacional (SEN) colapsa bajo averías en centrales termoeléctricas como Felton y Renté, escasez de combustible y lubricantes, y una generación solar insuficiente, dejando a más del 59% del país a oscuras simultáneamente.
Esta situación, que se agrava en provincias como La Habana, Santiago de Cuba y Sancti Spíritus, es el último síntoma de las nefastas consecuencias del comunismo y el castrismo, un régimen que ha perpetuado la miseria económica durante décadas. Así lo reafirma CiberCuba.
Los apagones, que duran hasta 24 horas diarias, paralizan la vida cotidiana: refrigeradores fallan, el agua escasea, el transporte se detiene y los hospitales operan en precarias condiciones.
La economía, ya debilitada por la falta de inversiones y la rigidez centralizada del modelo socialista, sufre pérdidas millonarias en producción y comercio. Este caos energético no es un accidente; es el fruto de un sistema obsoleto heredado del castrismo. Allí, la corrupción y la ineficiencia propias del comunismo han impedido modernizaciones urgentes, condenando a 11 millones de cubanos a la oscuridad literal y metafórica.
Males más allá de la electricidad
Pero los males van más allá de la electricidad. En 2025, Cuba lidia con epidemias constantes de dengue, chikungunya y fiebre de Oropouche, con miles de casos reportados y muertes confirmadas.
El Ministerio de Salud Pública admite brotes en al menos 68 municipios, atribuidos a la precaria higiene, el colapso de infraestructuras y la escasez de recursos médicos, todo agravado por el embargo interno del régimen que prioriza el control político sobre la salud pública. Estas plagas, que afectan especialmente a niños y ancianos, revelan el fracaso humanitario del comunismo cubano, donde la pobreza extrema y la desnutrición facilitan la propagación de enfermedades. Así lo recoge Infobae.
Absoluta falta de libertades
A esto se suma la absoluta falta de libertades. El gobierno de Miguel Díaz-Canel reprime con mano dura a disidentes, periodistas y activistas, con cientos de presos políticos desde las protestas de 2021.
Amnistía Internacional denuncia violencia institucional contra defensoras de derechos humanos, mientras Human Rights Watch reporta detenciones arbitrarias y censura sistemática. En noviembre, se registraron más de 1.300 protestas contra el régimen, un récord que evidencia el hartazgo popular, pero que es sofocado con represión estatal. Bajo el castrismo, la libertad de expresión, asociación y huelga son ilusiones, reemplazadas por un control totalitario que perpetúa la opresión.
En este 2025, Cuba no solo está en tinieblas eléctricas, sino en una oscuridad moral y social. El comunismo, prometiendo igualdad, ha entregado solo ruina. Y la cuestión es hasta cuándo soportará el pueblo esta agonía… La respuesta podría estar en las calles, donde la resistencia crece pese al miedo.








