Es una organización criminal dirigida por neerlandeses de origen marroquí que mueven miles de millones de euros con la cocaína
En una carta abierta, una magistrada de instrucción alerta de una “amenaza organizada que mina las instituciones” de Bélgica. Y pide una estrategia “estructural” para combatirla. Así lo recoge El País.
No lo relata en la misiva, pero tras este ‘narcoestado’ que se extiende a Países Bajos, está la Mocro Maffia. Países Bajos y Bélgica se han convertido en los nuevos escenarios de los cárteles de la droga en Europa.
Casi el 80% de la cocaína que se consume en Europa pasa por los puertos de Rotterdam y Amberes. Y este tráfico ha dado lugar a lo que se conoce como Mocro Maffia, una nueva organización criminal dirigida por neerlandeses de origen marroquí que mueven miles de millones de euros.
Amberes y Bruselas
La alarma sonó primero en Amberes, cuyo gigantesco puerto hace tiempo que se convirtió en una de las principales entradas de cocaína en Europa. Luego se extendió a Bruselas, donde desde hace más de un año, las noticias de tiroteos entre bandas droga son rutinarias.
Los jueces del país constatan ahora lo que diversas voces llevan tiempo advirtiendo: las redes del narcotráfico están tan extendidas en Bélgica que el país está en vías de convertirse en un narcoestado. Solo una estrategia “estructural” logrará evitar que se caiga en lo peor, advierten.
“Afrontamos una amenaza organizada que mina nuestras instituciones”, alerta una juez de instrucción de Amberes en una carta abierta. En Bélgica “se han afianzado amplias estructuras mafiosas, que se han convertido en una fuerza paralela que desafía no solo a la policía, sino también al poder judicial”, subraya la magistrada.
Vigilancia policial
Revela que tuvo que pasar cuatro meses escondida bajo vigilancia policial por amenazas e intimidaciones por sus investigaciones sobre casos de narcotráfico. Algo que le ha pasado también a varios de sus colegas, muchos de los cuales viven bajo protección policial.
En 2022, el entonces ministro de Justicia belga, Vincent van Quickenborne, tuvo que mudarse a un lugar secreto junto con su familia y bajo redoblada protección policial debido a amenazas del narcotráfico.
Una situación que se replicó en el vecino Países Bajos, donde tanto la princesa Amalia de Orange, como en la época primer ministro y hoy secretario general de la OTAN, Mark Rutte, también recibieron una protección reforzada tras ser amenazados por bandas criminales.
Falta de recursos y seguridad
La carta de la magistrada publicada ahora forma parte de una campaña del sistema judicial belga para denunciar la falta de recursos y seguridad que los aqueja en el marco de una lucha contra el narcotráfico que requiere más recursos estatales.
“Si el poder judicial comienza a funcionar mal, se trata de un peligroso ataque a nuestra democracia”, señala la juez en este sentido, recordando que “cada vez es más difícil encontrar a jueces dispuestos a realizar su trabajo” en este tipo de casos.
“¿Estamos evolucionando hacia un narcoestado?”, se pregunta la juez. A continuación enumera las características que marcan este concepto y que se están cumpliendo en Bélgica. Una multimillonaria economía ilegal “paralela”, corrupción que “está permeando las instituciones” y violencia e “intimidación” de la justicia.
¿Estamos exagerando?
“¿Estamos exagerando? Según nuestra comisionada de drogas, esta evolución ya ha comenzado. Mis colegas y yo compartimos esa opinión”, agrega en referencia a las reiteradas advertencias de la comisionada federal antidroga, Ine Van Wymersch.
El pasado septiembre, el actual ministro del Interior, Bernard Quintin, llegó a plantear la posibilidad de que soldados patrullen junto con la policía algunos de los puntos más conflictivos de la droga.








