Los agentes tiran a la basura fotos de víctimas de los inmigrantes, incluso la de su compañero policía asesinado por un islamista afgano en 2024
Exactamente diez años después de que Angela Merkel decidiera no cerrar las fronteras alemanas en 2015, un monumento improvisado en el centro de Berlín encendió este viernes la polémica nacional.
La instalación, obra del medio Deutschland Kurier, se lenvantó de madrugada frente a la icónica iglesia Kaiser-Wilhelm-Gedächtniskirche, a pocos metros de la Breitscheidplatz, escenario del atentado terrorista de 2016.
El mensaje era claro: “En memoria de las víctimas de la inmigración masiva 2015-2025”, con el rostro de Merkel bajo el llamado “rombo del horror”, manchado de sangre.
“Los Legos de Merkel”
El monumento se componía de cinco bloques de hormigón —los mismos que hoy se usan como bolardos antiterroristas en plazas y mercados alemanes—, apilados en forma de cruz conmemorativa. Estos bloques se han ganado en el argot popular el apodo de “Legos de Merkel”.
Solo duró unas horas
La instalación, levantada hacia las 4 de la madrugada del 5 de septiembre, permaneció apenas seis horas. A media mañana, tras un intenso debate entre mandos policiales y una orden directa desde el ayuntamiento de Berlín (Rotes Rathaus), una grúa blindada retiró los bloques.
Los policías tiran a la basura la foto de su compañero fallecido
Tal y como relata el citado medio, los agentes cubrieron la ‘molesta’ inscripción con plástico y cinta adhesiva, y desecharon sin piedad los ramos de flores, velas y fotos de las víctimas, entre ellas la foto de su compañero asesinado Rouven Laur, joven policía asesinado por un islamista en Mannheim. El asesino, inmigrante afgano, le apuñaló en el cuello.
“No lo olvidaremos nunca”
El director de Deutschland Kurier, David Bendels, defendió la acción:
“Este monumento es un mensaje a los responsables de la catástrofe migratoria. No lo olvidaremos. Nunca”.
Según Bendels, la iniciativa buscaba rendir homenaje a las “innumerables víctimas” de la política migratoria alemana desde 2015, año en que Merkel abrió las fronteras en plena crisis de refugiados.
Un símbolo incómodo
La instalación se retiró en pocas horas, pero el “monumento efímero” ya recorrió el país en imágenes virales. Para unos, un acto patriótico de memoria, pero para ultraizquierdistas y quienes quiere hacerse perdonar no ser suficientemente progresistas, una provocación política cargada de odio.
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