La Comisión Europea de Von der Leyen avanza con su agenda migratoria radical
La Comisión Europea ha presentado un nuevo plan destinado a regularizar la inmigración y abrir nuevas vías legales para trabajadores extranjeros. Este miércoles, Ursula von der Leyen anunció el lanzamiento de una “asociación de talento” con India, un programa que busca canalizar mano de obra no europea hacia la Unión Europea, con el objetivo declarado de combatir las mafias migratorias. En sus palabras: “Para frenar la inmigración ilegal, debemos ofrecer rutas seguras hacia Europa”.
El proyecto contempla la creación de una “bolsa de talento” global, una base de datos de trabajadores extracomunitarios que las empresas europeas podrán consultar directamente. Según la Comisión Europea, esta medida permitirá agilizar la llegada de profesionales extranjeros, justo cuando varias capitales del continente gestionan niveles históricos de inmigración legal e ilegal. Aunque el Parlamento Europeo aún no ha votado la propuesta, Bruselas ya ha decidido abrir una oficina en India para reclutar personal que será enviado a distintos países de la Unión.
Esta iniciativa forma parte del Skills and Mobility Package, lanzado en 2023, que ya cuenta con la participación de cinco países. Von der Leyen busca expandir este modelo a otras regiones, consolidándolo como un patrón estable en la política migratoria europea. El mensaje es claro: la UE pretende institucionalizar una inmigración masiva y permanente, presentándola como un mecanismo para impulsar la economía del continente.
No obstante, la Comisión Europea no ha detallado cómo esta llegada masiva de trabajadores impactará en salarios, cohesión social o seguridad, ni ha explicado por qué aumentaría la competitividad europea. Von der Leyen argumenta que la medida reducirá la actividad de las mafias, pero expertos advierten que convertir la inmigración ilegal en legal no detiene los flujos migratorios, sino que los normaliza y cambia únicamente la estadística, sin modificar la realidad demográfica europea.
El plan evidencia la dirección de Bruselas hacia una política migratoria que supera la capacidad de los Estados miembros, ignorando alertas sobre integración y seguridad, y avanzando hacia un modelo que prioriza el automatismo migratorio sobre la soberanía nacional.








