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La campaña electoral más sucia de la historia

Incluso el Partido Popular tuvo que recurrir a viejos pesos pesados de la política, como Aznar, para atacar a Vox

El bipartidismo está particularmente nervioso en estos tiempos. Por primera vez en cuarenta años, los grandes partidos sienten que su hegemonía, que tanto han disfrutado, está seriamente comprometida. El nerviosismo ha alcanzado tal nivel que incluso el Partido Popular ha tenido que recurrir a viejos pesos pesados de la política, como Aznar, para atacar directamente a Vox. Esto no tiene nada de malo. El expresidente tiene todo el derecho de criticar a quien desee. Lo que resulta llamativo es que ponga el grito en el cielo, sosteniendo que “Vox quiere sustituir al Partido Popular”, como si eso fuera algo reprochable.

Estos políticos del pleistoceno no pueden aceptar que España se esté transformando en un país más democrático, donde los ciudadanos tengan una alternativa real, más allá de votar a los «rojos» o a los «azules». Esta nueva “alternativa” ha hecho que el votante deje de votar con ilusión, para hacerlo solo con el deseo de echar a los políticos nefastos de turno. Y es que, a fin de cuentas, eso es lo que tenemos en España: un sistema de turnos, de alternancia en el poder, donde el cambio no llega, sino que se diluye en la misma fórmula de siempre.

‘El que te diga que hay un socialismo bueno, ese es el traidor’

En su desesperación, han desplegado toda la artillería pesada. Han tocado la alarma, haciendo sonar el “cuerno de Gondor”, para llamar a sus filas a todos aquellos que, directa o indirectamente, se benefician de defender el régimen del 78: políticos, aspirantes a políticos, ex altos cargos frustrados con Vox, jóvenes que solo aspiran a vivir de la política, y, por supuesto, medios de comunicación afines y periodistas ávidos de hacer méritos para asegurarse su puesto en esos mismos medios.

Lo más paradójico de todo esto es que el objetivo de estos ataques es lograr que el votante de Vox “regrese” al PP

Lo más paradójico de todo esto es que el objetivo de estos ataques es lograr que el votante de Vox “regrese” al PP, con la idea de que Vox es tan malo como los partidos tradicionales, que “hacen lo mismo”. Esta lógica retorcida y su forma de entender a la gente los lleva a pensar que los fieles a Vox elegirán la opción de “más vale malo conocido que bueno por conocer”, regresando al redil de aquellos que votan por hartazgo y no por ilusión de cambiar realmente las cosas.

En definitiva, no es momento para tibiezas. Cada vez somos más los que no nos tragamos el cuento de que “hay que acabar con el Sanchismo”, comprando implícitamente la idea de que existe un socialismo bueno. Parafraseando a Vito Corleone: “El que te diga que hay un socialismo bueno, ese es el traidor”. Pero a pesar de todo, aún queda camino por recorrer.

Los que nos mantenemos firmes tendremos que atravesar una dura travesía por el desierto, donde seremos tentados y coaccionados para regresar al sistema podrido de siempre. Pero llegará el momento en que muchos de estos arribistas intentarán cambiar de bando, aclamados por aquellos que no tienen ideales, sino ambiciones personales. Serán recibidos, sí, pero nunca olvidaremos que son unos oportunistas, dispuestos a apostar por el caballo ganador, sea cual sea la ideología que represente.

La Historia nos juzgará a todos.

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