Como en un Pentecostés cutre, auténticos ceporros bautizados por el wokismo ejercen por ciencia infusa un día de historiadores y al siguiente de vulcanólogos
Querido Rambo, gracias por dirigirte de nuevo a la redacción de LA BANDERA: todos te amamos. Preguntabas esta semana, a resultas de las consignas que propagan los woke y aspirantes a progres sobre los aranceles de Trump, cómo es posible que no se les derrita la cara de vergüenza por ejercer de expertos cuando muchos de ellos son incapaces de escribir su propio nombre sin cometer faltas de ortografía.
La respuesta corta es que quien paga, manda. Los asesores del jefe cocinan una campaña de comunicación para cualquier fin siniestro o para desviar el foco mediático de tropelías en curso, y esas mentiras agendadas se derivan al correspondiente mastuerzo para que las difunda por canales oficiales.
El Paráclito woke les otorga conocimientos sobrenaturales sobre aranceles
El wokismo es la versión laica y cutre de la venida del Espíritu Santo. Gracias al Pentecostés progre, los activistas con y sin carnet de prensa y el político de turno poseen una suerte de ciencia infusa, pero no procedente del Paráclito, sino de una recua de asesores presidenciales dedicada a generar propaganda y manipular a la opinión pública.
Por tal advenimiento, los lectores de consignas pueden fingir un día que son expertos historiadores y al siguiente sentar cátedra como vulcanólogos como si llevaran toda la vida analizando flujos piroclásticos. También fingen ser climatólogos, economistas, veterinarios, criminólogos, agricultores, pescadores, obreros, artistas, expertos en geopolítica y estrategas militares.
La guinda de semejante enciclopedia de sabiduría universal, querido Rambo, es el Derecho: ante todo, los progres se autoperciben como grandes juristas, y estos días deben esforzarse por encadenar una melonada legal tras otra por el avance de las instrucciones judiciales de escándalos que afectan al Gobierno y la parentela presidencial.
Recursos ilimitados para soterrar la verdad
En mi país, como pasó en el tuyo, ciertos sujetos con poder consideran el dinero y las instituciones públicas como un botín, y de ahí salen sus recursos ilimitados. Ellos sí que disponen de medios para conocer la verdad y divulgarla; de hecho, claro que la conocen, la temen como a la Parca y están dispuestos a gastarse una morterada de dinero ajeno para soterrarla con sus ‘expertos’ o, cuanto menos, para ridiculizar o criminalizar al quien sí tenga arrestos para contarla.
Son expertos en aranceles, querido Rambo, y mañana lo serán cualquier asunto cuya existencia ignoran hoy. No necesita ni memorizar eslóganes, sólo saber leer un teleprómpter, que es menos trabajoso para un progre de sangre aguada.
