La vicealcaldesa electa ha sido cesada por el simple hecho de ser dirigente del partido patriota Alternativa para Alemania
En un hecho que refleja la polarización política en Alemania, la ciudad de Bad Salzuflen (Renania del Norte-Westfalia) fue escenario de un episodio controvertido: Sabine Reinknecht, elegida democráticamente como tercera vicealcaldesa hace apenas dos semanas, fue destituida únicamente por su pertenencia a Alternativa para Alemania (AfD).
Todos los partidos del establishment —CDU, SPD y Los Verdes— se unieron para revocar su elección, a pesar de que Reinknecht había obtenido 16 votos en una votación secreta, superando ampliamente los escaños que AfD posee en el consistorio.
Reinknecht denunció el hecho asegurando que «la democracia ha sido enterrada hoy aquí». Su elección inicial había demostrado contar con apoyo transversal, pero los partidos tradicionales utilizaron un vacío legal para anular el resultado y bloquear a la oposición en cargos institucionales.
AfD critica la destitución como un ataque a la democracia
El grupo municipal de AfD calificó la destitución como «una señal fatal para la ciudad, para el respeto a los votantes y para la cultura política en su conjunto». La ley local permite revocar cargos sin necesidad de justificación, un resquicio que los partidos tradicionales aprovecharon para impedir que AfD accediera a la vicealcaldía.
Reinknecht, en declaraciones a Junge Freiheit, afirmó: «Absolutamente nada. Esto no tiene que ver con mi conducta, sino con tácticas partidistas. Para algunos, la democracia solo funciona cuando ganan ellos».
Justificaciones contradictorias de los partidos tradicionales
Los partidos que promovieron su destitución presentaron argumentos cambiantes y poco convincentes:
- Primero, argumentaron que la presencia de una vicealcaldesa de AfD podría «espantar turistas».
- Después, surgieron acusaciones de supuestos comentarios «racistas» en redes sociales, sin aportar pruebas.
- Finalmente, la prensa local señaló que la reducción de vicealcaldías de tres a dos buscaba «mayor eficiencia», una medida que solo se propuso tras la elección de Reinknecht.
El periódico Lippische Wochenzeitung incluso afirmó que la destitución era «una señal de democracia, diversidad y respeto», una paradoja que ha generado críticas: en Alemania, cada vez con más frecuencia, defender la democracia se traduce en bloquear a AfD cuando obtiene cargos institucionales.
Un patrón que se repite en toda Alemania
Este caso en Renania del Norte-Westfalia refleja un fenómeno creciente en Alemania: bloqueos institucionales y cordones sanitarios contra AfD, que busca impedir que la tercera fuerza política a nivel federal —y primera en varios estados del Este— acceda a puestos ejecutivos municipales.
El episodio evidencia una paradoja preocupante: una democracia que se dice “autodefensiva” termina admitiendo solo los votos que favorecen al sistema, dejando de lado la pluralidad política.
