Las víctimas de zonas aún abandonadas por el Gobierno, obligadas a organizarse para defenderse del pillaje de casas, comercios y de la ayuda humanitaria de los voluntarios
Mientras hay zonas arrasadas por las riadas que aún carecen de ayuda de emergencias, incluidas fuerzas del orden y ejército, y son presas de saqueadores hasta el punto de que la población debe organizarse para hacerles frente, en las áreas con presencia policial se han detenido alrededor de cien criminales dedicados al pillaje de las víctimas.
Ayer domingo, Confilegal recogió que la Policía y la Guardia Civil estimaban sobre el centenar los saqueadores detenidos en zonas afectadas por robos y actos de pillaje, los cuales ya pasaron a disposición judicial.
Uno de los responsables de la respuesta tercermundista a las víctimas, el presidente valenciano Mazón, pidió este sábado que aumente el número de agentes sobre el terreno al ministro Marlaska, otro de los culpables junto a la titular de defensa Margarita Robles, del abandono de las víctimas por un despliegue con cuentagotas de las fuerzas y cuerpos de Seguridad del Estado.
Sánchez y sus ministros de Interior y Defensa tras la lentitud del despliegue
Respecto a los eslóganes propagados por Sánchez al respecto, el sujeto aseguró el sábado que las fuerzas de seguridad van a seguir patrullando «para garantizar el orden y la ley» en la zona arrasada por la gota fría y lamentó los pillajes.
Sánchez los lamenta hasta tal punto, que tras su huida de la cólera de los ciudadanos en Paiporta dejando a Felipe VI y Mazón ante la población enfurecida, se ha negado a adelantar el consejo de ministros para adoptar medidas de emergencia (como sí hizo ante el ‘bulo del culo’ y permanece convocado para mañana martes.
Los saqueadores, sin nadie enfrente
El ‘número 1’ también eludió explicar la razón, según testimonios de agentes y asociaciones del Ejército, Policía y Guardia Civil, de la premeditada lentitud del despliegue, así como las negativas de parte de los mandos de agentes y militares a autorizarles a ir como voluntarios a título personal a socorrer a las víctimas y a apoyar a los escasos efectivos desplegados, ya de por sí sobrecargados de trabajo.
En contraste con la propaganda oficial, la población de localidades abandonadas ante saqueadores se vieron obligados a organizarse para evitar el pillaje de casas, comercios y de la ayuda humanitaria de los voluntarios, también víctimas de los asaltos.








