Los tomates marroquíes tienen una concentración de 0,068 mg/kg, superando el límite máximo permitido por la normativa europea
Las autoridades españolas han identificado niveles elevados de cadmio, un metal pesado altamente tóxico, en una partida de tomates procedentes de Marruecos, según una notificación del Sistema de Alerta Rápida para Alimentos y Piensos (RASFF) de la Unión Europea.
El análisis, recogido por La Gaceta, realizado en frontera reveló una concentración de 0,068 mg/kg, superando el límite máximo permitido por la normativa europea, establecido en 0,05 mg/kg según el Reglamento (UE) 2021/1323.
A pesar de esta infracción, el envío fue autorizado para su comercialización en el mercado español, lo que ha generado preocupación entre expertos y consumidores.
El cadmio se acumula en el organismo humano, principalmente en riñones e hígado, y su exposición prolongada puede causar daños renales irreversibles, fragilidad ósea y aumentar el riesgo de cáncer. En dosis altas, provoca síntomas agudos como vómitos, diarrea e irritación gastrointestinal grave.
La Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) recomienda una ingesta semanal tolerable de solo 2,5 microgramos por kilo de peso corporal, destacando la necesidad de controles estrictos.
Fertilizantes fosfatados
Este metal pesado entra en los cultivos a través de fertilizantes fosfatados, agua de riego contaminada o suelos afectados por actividades industriales. En el caso de Marruecos, un gran productor de fosfatos, se ha señalado que algunos abonos podrían contribuir a esta contaminación, aunque no hay estudios generalizados que afecten a toda su producción.
El incidente se enmarca en un contexto de creciente importación de tomates marroquíes a España y la UE. En la campaña 2024/2025, Marruecos superó a España como segundo proveedor comunitario. Lo hizo con más de 568 millones de kilos exportados, mientras la producción española ha caído significativamente debido a costes altos y competencia desigual.
Normas sanitarias y ambientales
Organizaciones agrarias españolas critican la falta de reciprocidad en normas sanitarias y ambientales con terceros países. Aunque este caso es aislado –una sola partida–, resalta la importancia de reforzar los controles fronterizos para proteger la salud pública. Las autoridades europeas no han emitido retirada masiva, pero recomiendan moderación en el consumo de productos importados hasta nuevos análisis.
Este episodio subraya los riesgos de la globalización alimentaria y la necesidad de vigilancia constante para garantizar la seguridad de lo que llega a nuestras mesas.
