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Descubren en Teba (Málaga) un dolmen de más de 5.000 años con ajuares de marfil y ámbar

Un equipo de la Universidad de Cádiz (UCA) ha descubierto en Teba (Málaga) una de las estructuras funerarias más monumentales y mejor conservadas de Andalucía: el Dolmen I de la necrópolis de La Lentejuela.

El enterramiento tiene más de 5.000 años de antigüedad y mide 13 metros de longitud. Su compleja compartimentación interna revela cómo las comunidades del III milenio a.C. organizaron sus espacios rituales y funerarios.

Una excavación que revela tesoros arqueológicos

El grupo de investigación Thalassa (HUM-1127), dirigido por los doctores Eduardo Vijande y Serafín Becerra, trabaja en este enclave desde hace cuatro campañas. Durante ese tiempo, los arqueólogos han documentado varios osarios y han recuperado ajuares de prestigio con piezas únicas en la península ibérica.

Los investigadores destacan objetos de marfil, ámbar y conchas marinas, junto a sofisticadas piezas de sílex, como puntas de flecha, láminas de gran tamaño y una alabarda excepcional. Estos hallazgos demuestran que las comunidades que vivían en el sur peninsular hace más de cinco milenios mantenían contactos comerciales a larga distancia y valoraban materiales exóticos como símbolos de poder.

Un testimonio directo de las creencias prehistóricas

El profesor Serafín Becerra, director del Museo de Teba, explica:

“Estamos ante uno de los dólmenes más monumentales y completos de toda Andalucía. Su riqueza y su estado de conservación permiten conocer cómo entendían la muerte y la memoria colectiva estas comunidades del III milenio a.C.”

Por su parte, Eduardo Vijande, profesor del área de Prehistoria de la UCA, señala que el verdadero valor del dolmen reside en su excelente conservación:

“Podemos estudiar con detalle la organización social y las creencias religiosas gracias a un registro arqueológico que ha llegado casi intacto hasta nosotros”.

El simbolismo de los objetos hallados

La presencia de conchas marinas en un territorio de interior confirma que los habitantes de Teba participaron en redes de intercambio que conectaban comunidades alejadas entre sí. Según el profesor Juan Jesús Cantillo, de la UCA:

“El mar funcionaba como símbolo de prestigio y como vía de comunicación entre culturas. Estos objetos muestran cómo incluso las comunidades más alejadas de la costa se sentían vinculadas al mundo marítimo”.

Los arqueólogos concluyen que el dolmen no fue solo una tumba, sino también un símbolo de poder y cohesión social para el grupo que lo construyó.

Apoyo institucional y formación de jóvenes arqueólogos

El proyecto cuenta con la financiación del Ayuntamiento de Teba y el apoyo logístico de la Universidad de Cádiz, además de la colaboración de la Fundación Palarq, que se encarga de los análisis arqueométricos.

El equipo incluye investigadores experimentados y también estudiantes del Grado de Historia de la UCA, que han participado en las campañas de excavación como parte de su formación práctica. Jóvenes como Pablo Aguilar, Ana Ruíz, María del Carmen López o Paula Luque han trabajado en campo junto a los especialistas, aprendiendo técnicas de registro arqueológico y conservación.

De esta manera, el proyecto no solo genera conocimiento científico, sino que también forma a la nueva generación de arqueólogos andaluces.

Andalucía, epicentro del megalitismo europeo

El descubrimiento de este dolmen sitúa a Teba en el mapa de los grandes enclaves megalíticos europeos. Hasta ahora, lugares como Antequera —Patrimonio Mundial de la UNESCO— concentraban la atención internacional. Con este hallazgo, Málaga refuerza su papel como territorio clave en el estudio del megalitismo.

Los investigadores creen que la necrópolis de La Lentejuela aún puede ofrecer más sorpresas. Cada campaña revela nuevos detalles que ayudan a comprender cómo vivían y pensaban las comunidades prehistóricas del sur peninsular.

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