Todo se debe a que cada día se paga de más mediante tarjetas bancarias o a través de formas de pago digitales, sobre todo entre los jóvenes
Son las cosas de la Agenda 2030 que corrieron como el agua alborotada en plena pandemia. En pleno confinamiento, y aprovechando la coyuntura, las élites globalistas; multinacionales, fondos financieros, grandes entidades bancarias y un largo etcétera, con el beneplácito de cientos de instituciones sociales y políticas, se abogó por el pago a través de tarjeta… Se contaba, sin ningún pudor, que los billetes y las monedas estaban contaminadas con el coronavirus, que su uso prolongaba la enfermedad del Covid-19.
Desde entonces, el uso del efectivo ha ido en descenso de forma paulatina y de ello se han aprovechado los grandes entes dominadores. Hoy, acceder al efectivo es cada vez más difícil en España y en gran parte del mundo. Y este hecho esconde muchos aspectos negativos.
Pero no lo dice LA BANDERA por decir. Se trata de una de las principales conclusiones que se extraen de la última encuesta de Gad3 y la Plataforma Denaria, presentada en Madrid.
En concreto, el 59,8% de los encuestados sostiene que el efectivo es cada vez más difícil de hallar. Esta afirmación es dos puntos porcentuales más que en la primera edición de hace dos años. Solo un 2,8% de los encuestados cree que el acceso al efectivo es actualmente más fácil.
Mayores de 65 años
Ese porcentaje es el dato general pero varía en función de la población y la edad. Entre los encuestados de 65 años o más, el 64% considera que cada vez es más difícil encontrar efectivo en España; y el 61% de los que viven en municipios de menos de 10.000 habitantes. A menor población y más edad, mayor es la percepción de que se ponen trabas en el acceso al dinero físico.
Según este estudio, siete de cada diez encuestados afirma que el efectivo es importante para ellos a diario; este dato se mantiene en los últimos años. Además, el efectivo es aún más importante para los grupos de edad mayores (76,8%) y para aquellas personas residentes en municipios pequeños (72,5%).
El efectivo proporciona seguridad
Por otro lado, nueve de cada diez encuestados afirma mantener el dinero en efectivo por su buen funcionamiento en el pago. Otros motivos son la seguridad que proporciona frente a otras formas de pago (83,2%), así como la defensa de la privacidad de la persona (86,9%).
El informe incide también en las formas de pago más utilizadas. Hoy, frente a solo tres años, las tarjetas de crédito/débito son el método más utilizado, por un 54,1% de los encuestados, seguidas por el efectivo con un 37,1%.
El año pasado, 2023, los porcentajes eran del 48,3 y el 46,3% respectivamente, lo que indica que se ha incrementado el uso de tarjetas como forma de pago más usada, frente a la caída del efectivo. El cambio es muy brusco.
Pagos digitales entre los jóvenes
La encuesta analiza también el asunto de pagos digitales. El principal problema a la hora de pagar de forma digital pasa a ser la exposición del dinero de los encuestados (79,3%), pasando a ocupar la segunda posición los datos personales (78,9%). Además, tanto la exposición de la localización como los intereses y hábitos de compra alcanzan en 2023 máximos históricos, siendo aspectos relevantes para un 69,9% y 61,8% de las personas encuestadas.
Paralelamente, en la encuesta se hace la pregunta de qué medios de pago se deberían garantizar a los ciudadanos. El efectivo sigue siendo el medio de pago más defendido por los encuestados, llegando al 95% en los dos últimos años. Sin embargo, otras formas de pago como el Bizum (56,1%) o ‘wallet’ (47,7%) son cada vez menos defendidas.
Como ya hemos informado en innumerables ocasiones en LA BANDERA, el pago en efectivo garantiza nuestra libertad, evita el que nuestra entidad bancaria, u otro tipo de supervisores superiores, sepan dónde hemos comprado, qué hemos comprado y de esta manera acceder de forma clara a datos relativos a nuestra ubicación, a nuestros gustos, poder adquisitivo, etc.








