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El Consejo Islámico de Nigeria niega el genocidio contra los cristianos y acusa a grupos de «extrema derecha» de manipulaciones

Afirman que es una «conspiración» para desviar la atención del mundo del «verdadero genocidio en Gaza»

El Consejo Supremo Nigeriano de Asuntos Islámicos (NSCIA), considerada la organización musulmana más influyente del país, rechazó las acusaciones internacionales sobre un supuesto genocidio cristiano en Nigeria. En un comunicado reciente, la entidad afirmó que la alarma mundial responde a una “campaña mediática” impulsada por sectores de extrema derecha y grupos proisraelíes.

El secretario general del NSCIA, Ishaq Oloyede, declaró que la creciente atención internacional hacia la persecución de cristianos forma parte de una “conspiración para desviar la mirada global del verdadero genocidio que ocurre en Gaza”. Según Oloyede, los musulmanes nigerianos serían en realidad las principales víctimas de la violencia, la cual atribuyó a causas como el “colapso ambiental” y el “oportunismo criminal”.

“Narrativa manipulada por intereses extranjeros”

De acuerdo con el líder islámico, la narrativa sobre un genocidio cristiano en Nigeria es “una construcción promovida por la extrema derecha y por actores proisraelíes”. Su objetivo —aseguró— sería “castigar a Nigeria por apoyar la justicia internacional y distraer la atención del conflicto en Oriente Medio”.
Oloyede acusó además a ciertos grupos de difundir vídeos manipulados y estadísticas falsas en Washington, con el fin de “inflar el número de víctimas cristianas” y así obtener asilo político, financiación y visibilidad internacional.

Reacción ante la postura de Estados Unidos

Las declaraciones del dirigente musulmán se produjeron poco después de que Donald Trump anunciara el 31 de octubre la inclusión de Nigeria en la lista de Países de Especial Preocupación (CPC) en materia de libertad religiosa del Departamento de Estado estadounidense.
El cristianismo enfrenta una amenaza existencial en Nigeria; miles de creyentes están siendo asesinados por islamistas radicales”, afirmó Trump a través de su cuenta en Truth Social.

Durante su mandato de 2020, Trump ya había colocado a Nigeria en esa misma lista, decisión que fue revertida más tarde por Joe Biden, generando críticas de organizaciones defensoras de los derechos humanos.
Aunque la designación CPC no conlleva sanciones automáticas, abre la puerta a que el Congreso de EE. UU. impulse leyes contra la persecución religiosa. En ese contexto, varios legisladores republicanos preparan propuestas para sancionar a grupos islámicos vinculados a la violencia en Nigeria.

“Un discurso peligroso e injusto”

Oloyede criticó duramente la decisión de Trump y calificó sus declaraciones como “peligrosas e injustas”, al considerar que “socavan los esfuerzos del gobierno nigeriano en la lucha contra el terrorismo”. El líder islámico insistió en que “no existe ningún genocidio cristiano” y atribuyó la crisis nacional a factores como la pobreza, el cambio climático y la criminalidad.

La realidad sobre el terreno: ataques y desplazamientos

Sin embargo, informes de organizaciones internacionales y medios locales contradicen la versión oficial del NSCIA.
En el noreste de Nigeria operan grupos yihadistas como Boko Haram y la Provincia del Estado Islámico de África Occidental (ISWAP), responsables de asesinatos, secuestros y desplazamientos masivos de comunidades cristianas.
En la región central —conocida como el Cinturón Medio— las milicias fulani, de mayoría musulmana, son acusadas de perpetrar ataques sistemáticos contra aldeas cristianas.

Nigeria, la nación más poblada de África, mantiene una división religiosa y geográfica profunda, con un norte predominantemente musulmán y un sur mayoritariamente cristiano. Esta fractura ha alimentado un conflicto sectario que se extiende desde hace más de una década.

Durante el gobierno del expresidente Muhammadu Buhari, de origen fulani, la respuesta ante la violencia fue criticada por su falta de contundencia. Su sucesor, Bola Tinubu, ha prometido fortalecer la seguridad nacional, aunque su actuación frente a las matanzas en el centro del país sigue siendo considerada insuficiente.

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