Continúa la masacre de cristianos en África ante el silencio de buena parte de la Comunidad Internacional
El grupo terrorista Estado Islámico ha redoblado su ofensiva propagandística desde África, proclamando en sus medios oficiales nuevos actos de violencia contra comunidades cristianas en Mozambique y la República Democrática del Congo. A través de su boletín Al-Naba y canales asociados, los yihadistas se atribuyen brutales ataques que califican como “victorias del Califato”, evidenciando una escalada alarmante de la persecución religiosa en el continente africano.
Cristianos asesinados en Cabo Delgado y Nampula
En julio de 2025, el grupo Estado Islámico en Mozambique (IS-M) anunció la decapitación de seis cristianos en la provincia de Cabo Delgado, al norte del país. Poco después, comunicaron el asesinato de otros cuatro cristianos y el incendio de viviendas e iglesias en aldeas de mayoría cristiana. Estas acciones fueron registradas por organizaciones internacionales como MEMRI y diversos medios globales, que alertan sobre la creciente violencia y el uso propagandístico del terror por parte del grupo.
La situación empeoró en agosto, cuando los extremistas aseguraron haber atacado una aldea cristiana en la provincia de Nampula, donde incendiaron más de cien viviendas y una iglesia. En un mensaje difundido en redes afines, los terroristas afirmaban: “Con la ayuda de Alá, los soldados del Califato atacaron la aldea, quemaron la iglesia y las casas, y regresaron sin bajas”, dejando ver una clara intención genocida.
Un genocidio sistemático y silenciado
La persecución a los cristianos en África ha alcanzado niveles críticos. Organizaciones como Barnabas Aid y Human Rights Watch han documentado numerosos ataques en 2025, con decenas de aldeas destruidas, centenares de muertos y miles de desplazados. Solo en septiembre, nueve cristianos fueron asesinados en nuevos ataques en Cabo Delgado, mientras que en marzo se reportaron casos de mutilaciones y agresiones sexuales en el marco de ofensivas yihadistas.
Estos crímenes no son hechos aislados, sino parte de un plan sistemático de limpieza religiosa que busca erradicar la presencia cristiana en regiones estratégicas para el avance del Estado Islámico en África.
Mozambique y el Congo: nuevos bastiones del extremismo islámico
Tras perder territorios en Siria e Irak, el Estado Islámico ha centrado su estrategia de expansión en África, siendo Mozambique y el este del Congo zonas clave para sus operaciones y su propaganda. Factores como la debilidad institucional, la pobreza extrema y la falta de atención internacional han convertido a estas regiones en terreno fértil para el terrorismo islamista.
Las aldeas cristianas, vulnerables y aisladas, se han transformado en objetivos prioritarios. No se trata de ataques aleatorios, sino de una ofensiva deliberada que forma parte de la visión ideológica del Califato.
Un silencio internacional que alimenta la barbarie
A pesar de la gravedad de los hechos, la reacción de la comunidad internacional ha sido tibia. Muchas organizaciones globales centran su atención en temas como el cambio climático o la agenda de género, mientras ignoran las masacres sistemáticas contra los cristianos en África.
La violencia extrema del Estado Islámico en Mozambique y el Congo no es solo propaganda, sino una trágica realidad que avanza sin freno. La indiferencia global ante estos crímenes contribuye a normalizar un escenario de persecución religiosa que amenaza con borrar del mapa comunidades cristianas enteras.












