El selectivo español rompe techos de cristal mientras Moncloa intenta ponerse medallas que no le corresponden
El Ibex 35 ha arrancado la semana como un cohete, reconquistando la cota psicológica de los 12.000 puntos (y mirando de reojo a cotas históricas superiores) en una jornada de optimismo generalizado en los mercados europeos. Los grandes valores, especialmente la banca y las energéticas, tiran del carro de una economía que, pese a los palos en las ruedas que pone constantemente el Gobierno de Sánchez, demuestra tener una resiliencia envidiable gracias al empuje del sector privado.
Resulta paradójico ver cómo la Bolsa española sube con fuerza justo cuando el Ejecutivo socialcomunista redobla su presión fiscal sobre las grandes empresas y amenaza con hacer permanentes los impuestos a la banca y las energéticas. ¿Qué nos dice esto? Que los inversores confían en las empresas españolas *a pesar* de Sánchez, no *gracias* a él. El mercado descuenta que el tejido empresarial es lo suficientemente robusto para aguantar los embates del intervencionismo sanchista, o quizás empieza a descontar un futuro cambio de ciclo político.
La banca y el turismo, motores incombustibles
Entidades como Santander y BBVA siguen presentando beneficios récord y liderando las subidas, demostrando que la gestión profesional está muy por encima de la demagogia política. El turismo, por su parte, sigue batiendo marcas y actuando como el verdadero petróleo de España, generando empleo y divisas mientras el Ministerio de Consumo y ciertos socios del Gobierno demonizan al sector cada vez que pueden.
Es el triunfo de la realidad sobre el relato. Mientras Moncloa vende «cohetes» económicos basados en gasto público y deuda, las empresas reales se baten el cobre en los mercados internacionales y generan el valor que sostiene el andamiaje del Estado. Un Estado que, recordemos, recauda cada vez más gracias a la inflación y a la asfixia fiscal a la que somete a pymes y autónomos.
El riesgo político sigue latente
No obstante, no todo es de color de rosa. La prima de riesgo y la inversión extranjera siguen mirando de reojo la inestabilidad política, la inseguridad jurídica y los devaneos del Gobierno con socios que quieren romper España. Si el Ibex está fuerte es porque las multinacionales españolas están muy diversificadas globalmente, no porque la «marca España» política esté en su mejor momento. De hecho, muchas grandes fortunas e inversiones siguen huyendo a jurisdicciones más amables fiscalmente, como Portugal o Madrid (mientras le dejen tener autonomía fiscal).
Como ya informamos sobre el éxito de las políticas liberales de Milei, el mercado siempre premia la libertad y castiga el intervencionismo a largo plazo. España aguanta por inercia y fortaleza empresarial, pero necesita reformas estructurales de calado, no más impuestos y regulaciones.
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El Ibex a 12.000 es una buena noticia, sin duda. Pero que nadie en Moncloa se apropie del mérito. Ese éxito es de los empresarios, de los trabajadores y de los accionistas que arriesgan su dinero. Al Gobierno solo le pedimos una cosa: que no estorbe.








