Durante casi dos décadas, Jean‑Claude Romand cimentó una vida falsa. Fingió ser médico investigador de la Organización Mundial de la Salud (OMS), cultivó una imagen de éxito y prestigio, y construyó un entramado de mentiras tan sólido que nadie sospechó nada. Cuando todo estuvo a punto de revelarse, decidió acabar con su familia. Este artículo examina con detalle cómo se sostenía aquella farsa, qué detonó el derrumbe y qué enseñanzas quedan.
Origen y nacimiento del engaño
Formación truncada y mentira fundacional
Jean‑Claude Romand nació el 11 de febrero de 1954 en Lons‑le‑Saunier, Jura, Francia. A mediados de los años setenta, ingresó en la facultad de medicina de Lyon, pero abandonó en segundo año. A pesar de no presentarse a los exámenes, dejó la impresión de seguir inscrito año tras año . Esa omisión, aparentemente pequeña, fue el origen de una mentira construida meticulosamente.
Apariencia profesional: INSERM y OMS ficticios
A partir de su abandono real de los estudios, Romand se presentó como investigador en el INSERM (Instituto Nacional de la Salud y la Investigación Médica) y luego investigador clínico en la OMS, con base en Ginebra. Imitaba una vida profesional activa asistiendo bibliotecas, acudiendo a la sede de la OMS como visitante ocasional o viajando supuestamente al extranjero. Todo ello reforzaba su relato sin que nadie lo cuestionase .
La red de financiación falsa
Su estilo de vida —trajes profesionales, viajes ficticios, vida social— estaba financiado por el sueldo de su esposa, préstamos familiares y supuestas inversiones en Suiza . Utilizaba el prestigio del sistema médico internacional como justificación: ante la mínima duda, invocaba su puesto en la OMS, reforzando la credibilidad de su mentira.
La convivencia durante 18 años
Durante ese tiempo, nadie detectó su fraude. Ocasionó viajes vacíos, conferencias imaginarias y un halo de misterio que lo protegía. Su familia no logró cruzar las burbujas de sus mundos porque él mismo las delimitaba con cuidado.
Mecanismos del engaño
- Evitaba el contraste entre su supuesta vida profesional y la doméstica. Nunca llevó a su pareja a su “oficina”.
- Su discurso era seguro y misterioso. El silencio ante preguntas generaba confianza.
- Citaba la OMS para intimidar en lugar de demostrar. La autoridad de la organización le servía como cortina.
H3 El cáncer del mito
La investigación judicial reveló que era un manipulador metódico. Según expertos, actuó por un fuerte narcisismo y mitomanía estratégica, no por trastorno mental inhabilitante Academia. Esto significa que sus respuestas obedecían más a una voluntad de mantener su ego que a una patología que anulase su juicio moral.
El colapso final y los asesinatos
Presión acumulada
A comienzos de 1993, Romand se encontró atrapado. Su esposa sospechaba, su amante primaria exigía devolución de un préstamo y su padre quería ver documentos de inversión. Sentía que su red de mentiras se venía abajo.
La masacre del 9–10 de enero de 1993
Según registros judiciales:
- La noche del 9 de enero, asesinó a su esposa con un rodillo. Al día siguiente, mató a sus dos hijos, Caroline (7) y Antoine (5), con un rifle .22 Wikipedia.
- Esa misma mañana, fue a casa de sus padres y los mató también, así como su perro, tras una comida familiar aparentemente normal .
- Más tarde atacó en un bosque a su amante, pero la dejó con vida tras su súplica .
- Esa misma noche, regresó a su casa, roció el interior con gasolina, prendió fuego y tomó barbitúricos caducos para suicidarse. El incendio permitió su rescate tras haber entrado en coma .
Este conjunto de actos (uxoricidio, infanticidio y parricidio, más intento de asesinato y suicidio) conmocionó a la sociedad francesa.
El juicio y la condena
Un proceso mediático
El juicio tuvo lugar en Bourg‑en‑Bresse en 1996. Romand se limitó a escuchar; no justificó sus acciones. La fiscalía expuso la mentira como origen del crimen
Sentencia ejemplar
Fue condenado a prisión perpetua con 22 años de periodo de seguridad .
Durante su reclusión en la casa central de Saint‑Maur, trabajó restaurando documentos de audio para la INA y formó a otros internos en oficios técnicos
Libertad condicional bajo vigilancia
En 2019 obtuvo libertad condicional y fue trasladado a la abadía benedictina de Fontgombault, donde vivió dos años bajo estricta vigilancia: con permiso solo unas horas al día y usando pulsera electrónica . En 2022 obtuvo libertad definitiva, vive en un pueblo del Indre con restricciones: no puede acercarse a regiones como París o Jura, ni hablar con medios ni víctimas, y cobra una pensión reducida de unos 800 € mensuales Wikipedia.
La reconstrucción: Carrère y el cine
“L’Adversaire”, la investigación literaria
Emmanuel Carrère publicó en 2000 el libro L’Adversaire, reconstrucción periodístico-narrativa basada en su correspondencia directa con Romand y entrevistas con personas implicadas. La obra profundiza en los valores familiares, los mecanismos psicológicos del impostor y las grietas que deja la mentira tras de sí.
H3 Adaptación cinematográfica
En 2002, Nicole Garcia dirigió L’Adversaire, protagonizada por Daniel Auteuil. La película fue seleccionada en Cannes y recibió candidaturas a los César Wikipedia. El film recrea con fidelidad las etapas claves del caso, con un tono intenso y reflexivo.
Factores que hicieron posible la impostura
Narco-narcisismo y silencios cómplices
Roman se alimentaba del poder simbólico. No llegó al nivel de locura clínica, pero sí de narcisismo profundo: construyó su personaje, vivió dentro de él y lo sacrificó todo por mantenerlo . Su entorno facilitó la impostura al no exigir pruebas, aceptar misterios y evitar conflictos.
Miedo al fracaso y construcción de falsedad
Sus mentiras respondían al temor al fracaso. Desde joven, tenía dificultades en la escuela. El abandono de la medicina supuso un golpe devastador. Su solución: reemplazar la realidad por una vida paralela que encarnase la promesa que la familia esperaba .
Violencia como colapso final
Al quedar al borde del descubrimiento, Romand no vio otra salida. Prefirió eliminar a quienes amenazaban su relato antes que admitir la farsa. Ese acto responde a una lógica narcisista extrema: el ego antes que la vida.
Imparables lecciones
El caso Romand es escalofriante, pero ofrece una radiografía útil de varias dinámicas:
- La credulidad social: ¿hasta qué punto aceptamos las apariencias sin pedir pruebas?
- La eficacia del símbolo: asociarse a organismos prestigiosos (como la OMS) facilita que el escepticismo se reduzca.
- La red de omisiones: no preguntar, no verificar, no indagar. A veces esa falta de acción es una complicidad silenciosa.
- El colapso narcisista: reprimirse a uno mismo puede generar un estallido letal cuando la mentira amenaza con desmoronarse.
En definitiva, esta historia cautiva y asusta porque revela hasta qué punto una mentira bien tejida puede prosperar; y cómo nuestro miedo a la verdad puede permitirla.








