Este año el de Estrasburgo celebra su edición número 454 y es el mercadillo navideño más mágico de Europa según medio mundo
Si Papá Noel tuviera que elegir solo un sitio para hacer sus compras de última hora, sin duda aparcaría los renos en la Place Kléber. El Marché de Noël de Estrasburgo, que este año celebra nada menos que su edición número 454 (sí, desde 1570, cuando Lutero aún andaba por aquí), vuelve a coronarse como el mercadillo navideño más mágico de Europa según medio mundo (y el otro medio simplemente no lo ha visitado todavía).
Abierto desde el 27 de noviembre hasta el 24 de diciembre, este año trae más de 300 chalets de madera repartidos por una docena de plazas del centro histórico, declarado Patrimonio de la Humanidad. La Grande Île entera huele a canela, naranja especiada y bretzel recién horneado a las 9 de la mañana (sí, aquí desayunar dulce es deporte olímpico).
¿Lo mejor? El ambiente alsaciano puro y duro: casas con entramado de madera que parecen sacadas de un cuento de los hermanos Grimm, miles de luces que convierten la catedral de Notre-Dame en una postal viviente y un árbol gigante en la Place Kléber al que este año han colgado más de 7 kilómetros de guirnaldas LED (suficientes para ir y volver a Colmar… dos veces).
En los puestos encontrarás desde los clásicos bredeles (galletitas navideñas que tu abuela alsaciana aprobaría), muñecos de madera tallados a mano, bolas de Navidad pintadas que parecen joyas y el famoso vin chaud blanc (sí, vino caliente blanco con especias, porque en Alsacia hacemos las cosas distintas y mejores).
Nueva estrella del año: el Village des Enfants en la Place Saint-Thomas, donde los peques pueden hacer sus propios pain d’épices con chefs de verdad, montar en un tiovivo vintage o entregar la carta a Papá Noel en persona (que habla alsaciano, francés, alemán e inglés con acento adorable).
Plaza de Gutengerg
Y para los mayores, la zona de la Place Gutenberg se ha convertido en el reino del craft beer navideño y los cócteles con ginebra de abeto (pregunta por el “Sapin Sour”, te cambia la vida).
Consejo local: ven un martes o miércoles por la tarde si quieres caminar sin jugar al Tetris humano. Y si llueve (que en Alsacia llueve hasta en tus sueños), no pasa nada: aquí todo el mundo lleva paraguas y buena cara.
En resumen: si solo vas a hacer un mercadillo navideño en tu vida, que sea este. Porque en Estrasburgo la Navidad no es una fecha… es un estilo de vida.
¡Joyeux Noël y nos vemos entre luces y olor a canela!








