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El nuevo gobierno checo de Andrej Babis desafía a Bruselas y rechaza el Pacto Migratorio de la UE

«No seremos gobernados por Bruselas» ha afirmado el socio de VOX en Patriotas por Europa

El nuevo Gobierno de la República Checa, liderado por Andrej Babis, ha confirmado que rechazará el Pacto de Migración y Asilo de la Unión Europea, siguiendo la línea soberanista de Hungría y Polonia.

El vicepresidente del partido ANO, Karel Havlíček, declaró que su país no participará en el “mecanismo de solidaridad” propuesto por Bruselas, que obliga a los Estados miembros a acoger cuotas de inmigrantes o pagar compensaciones económicas a otros socios europeos.

“No seremos gobernados por Bruselas. Respetaremos las normas comunes, pero respondemos ante nuestros votantes, no ante la Unión Europea”, afirmó Havlíček.

Una coalición soberanista y contraria a las cuotas migratorias

El rechazo formal al pacto se aprobará tras la toma de posesión del nuevo Ejecutivo, formado por una coalición entre ANO, Libertad y Democracia Directa (SPD) y el movimiento Motoristas. Los tres partidos comparten una agenda patriota centrada en:

  • Rechazo al reparto obligatorio de inmigrantes.
  • Refuerzo de la seguridad fronteriza.
  • Defensa del control nacional de la política migratoria.

El líder del SPD, Tomio Okamura, propuso además endurecer la ley de residencia y aplicar una política de “una falta y estás fuera”, que revocaría los permisos de residencia a cualquier extranjero condenado por delitos.

El Pacto de Migración y Asilo: el punto de fricción con Europa

El Pacto de Migración y Asilo, impulsado por la presidenta de la Comisión Europea Ursula von der Leyen y con entrada en vigor prevista para junio de 2026, establece cuotas obligatorias de reubicación y multas para los países que rechacen acoger inmigrantes.

Varios gobiernos de Europa Central lo consideran un intento de imponer el modelo multicultural occidental y un ataque a la soberanía nacional.

Reacciones en otros países: Polonia y Hungría también dicen no

La postura de Praga se suma a la de Polonia, cuyo presidente Karol Nawrocki exigió por carta a Von der Leyen excluir a su país del plan de reubicación. Varsovia argumenta que ya ha acogido millones de refugiados ucranianos y no puede asumir nuevas cargas migratorias.

Por su parte, Hungría y el gobierno saliente de Países Bajos también solicitaron una exención (opt-out) del pacto. El primer ministro húngaro Viktor Orbán insiste en que solo el control nacional de las fronteras puede garantizar la seguridad e identidad europea.

El analista húngaro Szabolcs Janik, en declaraciones a The European Conservative, advirtió que el Pacto “actuará como un imán”, alentando a más personas a intentar llegar a Europa al saber que serán redistribuidas automáticamente entre los Estados miembros.

Babis: “El Pacto no es solidaridad, es coerción”

El líder checo Andrej Babis, que regresa al poder tras su victoria electoral, calificó el año pasado el Pacto de Migración como “la mayor traición a Chequia en tiempos modernos”.

“El Pacto no es solidaridad, es coerción. Nadie puede obligarnos a aceptar cuotas migratorias ni a financiar el fracaso de las fronteras europeas”, afirmó Babis, acusando a Bruselas de debilitar la seguridad, la cultura y la estabilidad social del país.

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