El presidente socialcomunista Pedro Sánchez, acorralado, en riesgo de desmantelar la Seguridad Social para salvar su sillón
El PNV amenaza con retirar su vital apoyo si Pedro Sánchez no culmina la cesión de competencias… Incluyendo el «régimen económico de la Seguridad Social», en un nuevo ejercicio de chantaje a la unidad de España.
La debilidad del Gobierno de Pedro Sánchez ha quedado expuesta una vez más ante el ultimátum lanzado por el Partido Nacionalista Vasco (PNV), tal y como recoge El Español.
El portavoz jeltzale, Aitor Esteban, ha calificado de «asunto muy grave» la falta de respuesta sobre la transferencia de las competencias pendientes, recordando al Ejecutivo su obligación de cumplir los pactos de investidura antes de que finalice el año.
La advertencia no es un mero trámite administrativo, sino una amenaza directa que pone contra las cuerdas la estabilidad nacional y, lo que es más grave, el sistema de solidaridad que sostiene el Estado.
El PNV, en su eterna espiral de ambición identitaria, ha vuelto a demostrar que su apoyo al PSOE tiene un precio inasumible para el conjunto de los españoles: la paulatina desmembración del Estado.
Entre las competencias exigidas se encuentra la gestión del «régimen económico de la Seguridad Social» y la de los aeropuertos, dos pilares esenciales de la soberanía nacional y de la igualdad entre ciudadanos.
Desmantelamiento silencioso
La cesión de la Seguridad Social es una línea roja que la mayoría de los españoles considera intolerable. Permitir que una comunidad autónoma, con un sistema foral privilegiado, se haga con la gestión económica de las pensiones y prestaciones es un ataque frontal al principio de caja única, el garante de que todos los jubilados, vivan en el País Vasco, Andalucía o Extremadura, cobren su pensión.
Sánchez, en su desesperada huida hacia adelante para mantenerse en La Moncloa, parece dispuesto a sacrificar la solidaridad interterritorial por unos pocos votos, abonando el terreno para una quiebra social y económica a medio plazo.
Este nuevo órdago se suma a las continuas presiones de Junts, revelando el drama de la legislatura: un Gobierno rehén de quienes buscan activamente la destrucción del marco constitucional.
El Ejecutivo de Sánchez, bautizado como el «Gobierno Frankenstein», no legisla ni gestiona en función del interés general, sino a golpe de chequera y chantaje nacionalista.
El PNV y Junts, la pinza de la inestabilidad
La simultaneidad de las amenazas del PNV y Junts dibuja un panorama de máxima inestabilidad. Los nacionalistas han encontrado en el socialismo de Sánchez a su socio más dócil y servil. Es capaz de incumplir sus promesas electorales y de vender parcelas de Estado a cambio de su supervivencia política.
La exigencia vasca de transferencias, a la que se une la catalana de avances en su agenda rupturista, confirma que la única agenda real del Gobierno es su propia permanencia, independientemente del coste para la Nación.
La situación es clara: la supervivencia del Gobierno socialcomunista está supeditada al desmantelamiento de España pieza a pieza. El PNV ha tirado el dado, y la pregunta que se hace hoy todo el país es hasta dónde está dispuesto a llegar Pedro Sánchez para seguir en el poder.








