El islamismo amenaza Occidente mientras el globalismo sigue defendiendo la avalancha migratoria
El terrorismo de corte yihadista ha vuelto a ganar fuerza en el escenario internacional. De acuerdo con el último informe del Observatorio Internacional de Estudios sobre Terrorismo (OIET), en octubre se registraron 26 atentados islamistas en 13 países diferentes, lo que confirma un preocupante aumento de la violencia vinculada a grupos como Daesh (Estado Islámico), Tehrik-e-Taliban Pakistan (TTP) o el Estado Islámico en Mozambique (IS-M).
El estudio, elaborado por el analista Carlos Igualada, subraya que, aunque la mayor parte de los ataques se concentran en Asia y África, Europa vuelve a situarse en el punto de mira del yihadismo, especialmente tras el atentado contra una sinagoga en Mánchester, donde un terrorista asesinó a dos personas durante el Yom Kippur. El atacante, un ciudadano británico de origen sirio, había jurado lealtad a Daesh antes de ser abatido por la policía.
Escalada de violencia entre Afganistán y Pakistán
La región fronteriza entre Afganistán y Pakistán se mantiene como el principal foco de violencia islamista. Solo en octubre, el grupo Tehrik-e-Taliban Pakistan (TTP) perpetró múltiples ataques que causaron la muerte de más de 50 soldados pakistaníes. Entre los hechos más graves destacan la emboscada en Kurram, donde murieron 16 militares, y un atentado suicida con camión bomba en Waziristán del Norte, que se cobró otras siete vidas.
La tensión entre ambos países ha derivado en bombardeos y enfrentamientos directos, seguidos de un frágil alto el fuego mediado por Turquía y Catar. El OIET advierte que la inestabilidad causada por el terrorismo seguirá deteriorando las relaciones bilaterales en la región.
El resurgir de Daesh en Siria
El informe también alerta sobre un repunte de la actividad del Estado Islámico en Siria, especialmente en las provincias de Raqqa, Hasaka y Deir ez-Zor. Durante octubre, los militantes del grupo ejecutaron más de diez ataques, incluyendo emboscadas y atentados con artefactos explosivos improvisados (IED).
Según el análisis, este resurgir está relacionado con la reducción de la presencia militar estadounidense y la debilidad de las Fuerzas Democráticas Sirias (SDF). Además, el informe sitúa estos acontecimientos en el primer aniversario de la caída del régimen de Bachar al Assad y la consolidación del gobierno islamista de Hayat Tahrir al Sham, liderado por Al Jolani.
Mozambique: del terror a la propaganda religiosa
En el continente africano, el Estado Islámico de Mozambique (IS-M) ha cambiado su estrategia: ha pasado de la violencia indiscriminada al control social mediante el adoctrinamiento religioso. Durante el mes de octubre, combatientes de IS-M fueron grabados en mezquitas de Cabo Delgado difundiendo propaganda extremista y reclutando nuevos seguidores, incluso menores de edad.
El OIET advierte que esta nueva táctica, a la que denomina “blanqueamiento del terror”, busca ganar legitimidad social y fortalecer la influencia del grupo aprovechando la ausencia del Estado y la pobreza estructural de la región.
Europa vuelve al radar del yihadismo
Además del atentado en Mánchester, el informe menciona otros casos preocupantes en Europa. En Bélgica, las autoridades desmantelaron una célula terrorista que planeaba magnicidios con drones explosivos, entre ellos contra el primer ministro. En Viena, un joven de 18 años fue juzgado por intentar fabricar una bomba con ayuda de inteligencia artificial, y en Francia fue detenido un afgano de 20 años vinculado al Estado Islámico de Jorasán (ISKP), una de las ramas más activas de Daesh.
Jóvenes europeos y tecnología: la nueva cara del terrorismo
El Observatorio Internacional de Estudios sobre Terrorismo concluye que el yihadismo global mantiene una gran capacidad de adaptación, con mayor implicación de jóvenes y menores en Europa y un uso creciente de nuevas tecnologías para la radicalización y planificación de atentados.
“El terrorismo yihadista no ha desaparecido”, advierte el informe, “sólo ha mutado: se infiltra en las nuevas generaciones y aprovecha la fragilidad de los Estados y la ingenuidad de Europa ante su propio riesgo”.








