La Flotilla Global Sumud desafía el bloqueo israelí
La Flotilla Global Sumud, integrada por barcos con 500 activistas y toneladas de ayuda humanitaria, se encuentra a menos de 200 millas náuticas de la costa de Gaza. Su objetivo: romper el bloqueo marítimo impuesto por Israel y entregar suministros médicos, alimentos y material escolar a la población palestina, duramente castigada por la ofensiva militar iniciada en octubre de 2023.
Partida de España a principios de septiembre, la flotilla se unió a embarcaciones de Túnez, Italia y Grecia, convirtiéndose en la misión marítima más numerosa hasta la fecha dentro de las iniciativas de la llamada Flotilla de la Libertad.
Israel prepara la intercepción
Según la radio pública israelí Kan, la Armada y la Fuerza Aérea de Israel ya se han desplegado para interceptar a los barcos. El plan contempla detenerlos y trasladar a los activistas al puerto de Asdod, donde serían interrogados y deportados.
Sin embargo, por el elevado número de embarcaciones, se baraja que algunas no puedan ser remolcadas y sean hundidas en el mar. Aunque el presidente Isaac Herzog aseguró a Italia que no se empleará fuerza letal, los antecedentes generan inquietud: en 2010, un asalto al buque Mavi Marmara dejó diez activistas muertos.
Italia y España dividen posiciones
La travesía ha contado con escolta de la fragata italiana Alpino, pero Roma anunció que detendría su acompañamiento al llegar a las 150 millas náuticas de Gaza. La decisión provocó malestar entre los activistas, que se sienten “abandonados en el momento más difícil”.
La exalcaldesa de Barcelona Ada Colau, a bordo de la flotilla, pidió al buque español Furor, desplazado desde Cartagena, que mantenga la escolta hasta el final: “Queremos que esa fragata española nos acompañe para poder cumplir con nuestra misión humanitaria”.
Por su parte, la eurodiputada italiana Benedetta Scuderi expresó temor real a un ataque israelí, aunque insistió en mantener una postura pacífica y no violenta.
La opción Chipre: rechazada por los activistas
Italia, junto a otros gobiernos europeos, propuso que la ayuda humanitaria fuera desembarcada en Chipre, desde donde se distribuiría en Gaza bajo supervisión internacional. Pero los organizadores rechazaron tajantemente la alternativa:
“Nuestro objetivo no es sólo entregar ayuda, sino romper un bloqueo ilegal que asfixia a más de dos millones de personas”, señalaron en un comunicado.
La primera ministra italiana Giorgia Meloni advirtió que insistir en llegar a Gaza “podría ser utilizado como pretexto para sabotear el plan de paz” impulsado por Estados Unidos. Los activistas lo consideran “un intento de desmoralizar y fracturar una misión pacífica”.
Turquía y la sombra de los drones
Medios internacionales reportaron que drones de largo alcance, lanzados desde la base aérea turca de Çorlu, han sobrevolado la flotilla durante tres días. La semana pasada, un ataque con drones en aguas griegas dañó varias embarcaciones, retrasando la travesía. Aunque no hubo heridos, el incidente alimentó las sospechas de una guerra encubierta contra la misión humanitaria.
Posibles escenarios en las próximas horas
- Intercepción israelí en alta mar con deportación de activistas.
- Uso de la fuerza para hundir barcos, con el riesgo de repetir la tragedia del Mavi Marmara.
- Presión diplomática europea para que Israel permita la llegada de suministros vía Chipre.
- Resistencia pacífica de los activistas, que insisten en alcanzar Gaza a toda costa.
La cuenta atrás ya ha comenzado: en las próximas horas, el mundo observará si la Flotilla Global Sumud logra acercarse a Gaza o si Israel la detiene a cualquier precio. En juego no sólo está la entrega de ayuda humanitaria, sino también un pulso político y simbólico sobre la legalidad del bloqueo y la legitimidad de quienes buscan romperlo.
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