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Google firma un acuerdo multimillonario con la OTAN para desplegar una nube soberana con IA de alta seguridad

La OTAN acaba de dar un salto tecnológico histórico: Google Cloud se ha adjudicado un acuerdo multimillonario para construir y operar una nube soberana asistida por inteligencia artificial, un movimiento que redefine cómo las grandes potencias gestionan datos clasificados y operaciones críticas.

El contrato, firmado con la Agencia de Comunicación e Información de la OTAN (NCIA), supone la mayor apuesta del organismo militar por infraestructura digital avanzada, soberanía tecnológica y automatización estratégica.

La OTAN elige a Google para su corazón digital

Según el comunicado de Google, la alianza permitirá a la OTAN reforzar su gobernanza de datos, su seguridad operativa y su capacidad de explotar tecnologías de IA en entornos completamente aislados y de máxima confidencialidad.

La herramienta clave será Google Distributed Cloud (GDC), una plataforma diseñada para operar sin conexión directa a internet, con capacidades de IA avanzadas y con control total por parte del cliente. Justo el tipo de tecnología que exige la OTAN para sus cargas de trabajo clasificadas.

La infraestructura servirá, entre otras cosas, para reforzar el Centro Conjunto de Análisis, Entrenamiento y Educación (Jatec), que actualizará sus capacidades operativas aprovechando esta nube soberana.

¿Qué gana la OTAN con esta alianza?

Google resume los beneficios en cuatro pilares estratégicos:

  • Residencia total de datos en territorio definido por la OTAN.
  • Operaciones autónomas sin depender de redes externas.
  • IA avanzada en cargas de trabajo clasificadas, algo inédito a gran escala.
  • Cumplimiento estricto de soberanía digital, incluida la supervisión directa del organismo militar.

En resumen: la OTAN obtiene máxima seguridad, máxima autonomía y potencia computacional de primer nivel para operaciones críticas.

Este movimiento encaja con la transición global hacia tecnologías soberanas, especialmente en un contexto de tensiones geopolíticas y de acusaciones cruzadas sobre injerencias tecnológicas. Una deriva que también se observa en otros conflictos institucionales que hemos contado, como El Papa León XIV denuncia la proliferación del odio antisemita en el mundo o La OTAN intercepta la flotilla pro-Hamás (labandera.es), donde la seguridad digital y militar ya es parte central del debate.

Alta potencia para un mundo de amenazas crecientes

Google destaca que su plataforma permitirá ejecutar modelos de inteligencia artificial sobre datos extremadamente sensibles sin salir del perímetro controlado y sin ceder soberanía tecnológica.

En palabras de la compañía:

“Las organizaciones pueden extraer información valiosa manteniendo control total de las operaciones y cumpliendo los requisitos más estrictos de seguridad”.

La alianza se interpreta como un claro mensaje hacia países competidores que han desarrollado nubes militarizadas: la OTAN quiere sus propias infraestructuras, sin depender de terceros, y con capacidad de escalar sin perder control.

Una carrera tecnológica que ya es estratégica

Con este acuerdo, Google refuerza su posición como proveedor clave de defensa en Occidente, siguiendo la tendencia de grandes compañías tecnológicas que ya trabajan con ejércitos y organismos de inteligencia.

Y la OTAN, por su parte, acelera un proceso inevitable: la guerra del futuro no se luchará solo en tierra, mar o aire, sino también —y sobre todo— en la nube.

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