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Greta Thunberg, la niña mimada del ecologismo inclusivo, detenida en Londres por apoyar a terroristas

Ataque en el corazón financiero de Londres por exhibir un cartel en apoyo a Acción Palestina, una organización terrorista prohibida en el Reino Unido

Se trata de un nuevo episodio que expone la peligrosa deriva de la izquierda radical. Su protagonista, la conocida como ‘muñeca diabólica’ Greta Thunberg. Es la joven sueca de 22 años, que no tiene idea de qué es la vida, convertida en icono del alarmismo climático.

Esta niñata ha sido detenida en el corazón financiero de Londres por exhibir un cartel en apoyo a Acción Palestina, una organización terrorista prohibida en el Reino Unido. Pero, qué más se podía esperar de una chiquilla sin formación vital alguna, adoctrinada por agendas progresistas que priorizan el caos sobre el sentido común…

La escena fue patética: Thunberg sentada en el suelo frente al edificio de Aspen Insurance en Fenchurch Street, sosteniendo una pancarta que rezaba «Apoyo a los presos de Acción Palestina. Me opongo al genocidio».

Promoción de grupos violentos

Bajo la Sección 13 de la Ley de Terrorismo de 2000, fue arrestada por promover a un grupo violento que ha atacado infraestructuras y empresas con métodos que nada tienen de pacíficos. Antes de su detención, dos activistas de la misma banda ya habían sido capturados por daños criminales: martillazos al edificio y pintura roja lanzada con extintores reciclados, mientras se pegaban al suelo como niños en berrinche.

La policía tuvo que intervenir con especialistas para desalojar a estos vándalos, recordándonos que el activismo «verde» a menudo es solo una tapadera para el extremismo.

Greta no sabe casi ni leer

Thunberg, que abandonó la escuela casi sin apenas saber leer, para dedicarse a sermones apocalípticos sobre el clima, demuestra una vez más su incultura y falta de experiencia real. Y nos preguntamos cómo una niña que nunca ha trabajado un día en su vida, ni ha enfrentado las responsabilidades adultas, se atreve a respaldar a terroristas.

Su historial es el de una marioneta de la izquierda global: desde teñir de verde el Gran Canal de Venecia –lo que le valió una expulsión– hasta aliarse con grupos que socavan la seguridad nacional. En un mundo donde el terrorismo islámico y el antisemitismo campan a sus anchas, su postura no es ingenuidad, sino complicidad con el mal.

Esta detención debería ser una llamada de atención para los padres y educadores: el adoctrinamiento progresista transforma a jóvenes impresionables en herramientas de desestabilización.

Mientras el Reino Unido defiende su soberanía y economía frente a amenazas reales, figuras como ‘niñata’ Thunberg solo generan divisiones. Es hora de priorizar la ley y el orden sobre los caprichos de una generación mimada.

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