
Un trágico y escalofriante caso ha sacudido la conciencia de toda España: un hombre de 82 años falleció tras permanecer más de 40 horas abandonado en un pasillo de las Urgencias del Hospital del Mar, un hecho que Invictus España ha calificado de “asesinato administrativo” y que ha desatado una ola de indignación social y política.
El presidente de Invictus España ha declarado que este “trágico suceso no es un caso aislado”, sino la consecuencia directa de un sistema sanitario fallido, una gestión criminal y el abandono sistemático de nuestros mayores. Para esta organización, la situación refleja la priorización de agendas políticas e ideológicas sobre la vida de los ciudadanos, un reproche directo tanto al Gobierno regional de la Generalidad de Cataluña, liderado por el Partido Socialista, como al Gobierno central presidido también por el PSOE.
La muerte que desnuda un sistema colapsado
El caso del Hospital del Mar pone en evidencia un problema estructural: pacientes olvidados en camillas durante días, urgencias saturadas, y personal sanitario desbordado por la mala gestión. La entidad Invictus España denuncia que los hospitales en Cataluña se han convertido en “almacenes de personas”, donde la dignidad de los ancianos queda reducida a un número en un expediente burocrático.
«En una España que se dice moderna, nuestros mayores —aquellos que levantaron esta nación con su esfuerzo— mueren sin atención, sin dignidad y sin esperanza», afirmó el presidente de Invictus España, subrayando que la situación es inadmisible y refleja un sistema sanitario al servicio del político, no del ciudadano.
Dimisiones exigidas: sin excusas
La organización no se queda en la denuncia moral: exige responsabilidades inmediatas. En concreto, reclama la dimisión de la Consejera de Salud de la Generalidad de Cataluña, Olga Pané Mena, y del director gerente del Hospital del Mar, Jaume Raventós Monjo.
Para Invictus España, el colapso hospitalario es la punta del iceberg de un sistema corroído por la corrupción y la mala gestión, donde los impuestos de los ciudadanos se destinan a agendas ideológicas, burocracia innecesaria y estructuras que priorizan la política sobre la salud.
La indignación de la ciudadanía
El caso ha encendido la alarma social y política: ciudadanos y asociaciones coinciden en que no puede permitirse que los mayores mueran en el abandono, mientras se justifican recortes y se habla de eficiencia económica. Invictus España ha confirmado que apoyará la denuncia presentada ante los juzgados, asegurando que no permitirán que este fallecimiento quede impune tras una maraña de excusas administrativas.
La crítica a la gestión política
La entidad lanza un mensaje directo a los responsables políticos: “Es hora de decir basta”. Según Invictus España, la gestión actual prioriza intereses partidistas por encima de la vida de las personas, y el sistema sanitario se ha convertido en un ejemplo de cómo la política puede destruir la eficiencia y la humanidad en la atención a los ciudadanos.
«Primero nuestros mayores, primero nuestras familias, primero España», concluye el presidente del movimiento, reclamando que ningún ciudadano vuelva a pasar sus últimas horas en el frío abandono de un pasillo hospitalario.
Un sistema al borde del colapso
El caso del Hospital del Mar es un grito de alarma para todo el país. Más allá del dolor individual de una familia, revela un problema que afecta a miles de personas: la saturación de los hospitales, la mala gestión de recursos y la falta de planificación sanitaria.
Invictus España no solo denuncia la muerte de un hombre, sino que advierte de un modelo sanitario que penaliza la excelencia y premia la sumisión política, dejando a los ciudadanos a merced de un sistema que no protege ni respeta la vida de quienes más contribuyeron a la sociedad.
La respuesta que exige la sociedad
La organización ha prometido seguir la batalla en las calles y en las instituciones, buscando justicia y dignidad para los mayores, y alertando a los responsables políticos de que la paciencia de los ciudadanos tiene un límite. El caso del Hospital del Mar podría ser el detonante para una profunda reflexión sobre la sanidad pública y la prioridad real de la política sobre la vida humana.












