Nuevo choque entre el gobierno de Viktor Orbán y la Unión Europea
El Gobierno de Viktor Orbán ha rechazado de manera firme el último informe del Pacto Europeo de Migración correspondiente al primer trimestre, que afirmaba que Hungría «no enfrenta una presión migratoria significativa». Las autoridades húngaras consideran que la evaluación está completamente desconectada de la realidad y se basa más en criterios políticos que en los datos reales proporcionados por las fuerzas de seguridad nacionales.
Más de 12.000 detenciones fronterizas en 2025
György Bakondi, jefe de Asuntos de Seguridad Interna del primer ministro, recordó que solo en lo que va de año se han detenido 12.000 infractores fronterizos en la frontera con Serbia. Esta cifra contradice la idea de una presión migratoria mínima. Según Bakondi, en los últimos años más de un millón de personas intentaron cruzar ilegalmente hacia Hungría, mientras que 1,4 millones de refugiados ucranianos han ingresado al país desde febrero de 2022.
Hungría protege no solo sus fronteras, sino Europa
El asesor del primer ministro destacó que Hungría no se limita a cuidar sus propias fronteras: el país despliega agentes en los puntos más vulnerables del espacio Schengen, como la frontera búlgaro-turca y la serbio-normazedonia, para detener los flujos migratorios antes de que lleguen a Centroeuropa. Budapest considera que esta labor, frecuentemente ignorada por la Comisión Europea, es clave para la seguridad del continente.
Crítica a la «doble vara de medir» de Bruselas
Bakondi acusó a Bruselas de mantener una doble vara de medir y de no haber aprendido de la crisis migratoria de 2015, cuando ciudades como Bicske, Debrecen o la estación Keleti de Budapest colapsaron con miles de migrantes acampando en plena vía pública. Hungría insiste en que no repetirá esa situación ni permitirá que se reproduzcan los problemas de delincuencia, inseguridad y tensión social que afectaron a otras capitales europeas.
La política migratoria húngara, un pilar de seguridad
El Gobierno de Orbán defiende que su estrategia migratoria, basada en fronteras físicas, control estricto y cooperación policial internacional, ha demostrado ser efectiva y se ha consolidado como un pilar de la seguridad nacional. Según Budapest, esta política protege tanto al país como a Europa de posibles crisis migratorias futuras.








