Saltar el contenido

Iglesias y Montero aparcan la pública que predicaban y se rinden a un colegio privado con piscina, robótica y menús gourmet

Durante años, Pablo Iglesias e Irene Montero hicieron de la defensa de la escuela pública una de sus banderas políticas. Denunciaban a quienes llevaban a sus hijos a colegios privados, acusaban a la concertada de ser clasista y prometían igualdad de oportunidades.

Pero este curso, la pareja ha dado un giro radical: sus tres hijos han empezado las clases en un colegio privado de élite en Las Rozas con una matrícula que ronda los 1.500 euros al mes por alumno.

Un centro que poco tiene que ver con los institutos públicos que defendían desde los atriles: aquí los alumnos disfrutan de piscina climatizada, aulas de robótica, teatro propio y menús supervisados por nutricionistas.

De la tribuna al elitismo

Iglesias se convirtió en símbolo de la defensa de la pública cuando lideraba Podemos. En sus discursos atacaba sin piedad a los políticos que escogían colegios privados para sus hijos, calificando esa decisión como “hipocresía de las élites”.

Hoy, sin embargo, sus hijos disfrutan de lo mismo que él criticaba: instalaciones exclusivas, clases reducidas y programas internacionales. La factura anual supera los 54.000 euros, una cifra inalcanzable para la mayoría de familias que apenas sobreviven con salarios castigados por la inflación y con una cesta de la compra disparada .

Un colegio de élite… y de famosos

El centro privado elegido por Iglesias y Montero no solo destaca por sus instalaciones. Es también un lugar donde estudian los hijos de empresarios, políticos y celebridades, consolidándose como un auténtico club social.

Aquí no solo se educa: se tejen contactos, se blindan relaciones y se asegura un futuro en la misma élite que Iglesias decía combatir. Una contradicción que en redes sociales ya califican como “el mayor fraude ideológico” de los últimos años.

De piscina climatizada a menús gourmet

El contraste con la escuela pública es sangrante. Mientras muchos colegios carecen de ventilación adecuada o infraestructuras modernas, los pequeños Iglesias-Montero cuentan con:

  • Piscina cubierta para natación y competiciones internas.
  • Aulas de robótica y laboratorios de última generación.
  • Teatro propio y actividades culturales exclusivas.
  • Menús gourmet supervisados por chefs y nutricionistas.
  • Programas bilingües y viajes de intercambio internacional.

Todo ello dentro de una urbanización cerrada en Las Rozas, una de las zonas más exclusivas de Madrid.

El silencio de Iglesias y Montero

Hasta ahora, ni Iglesias ni Montero han dado explicaciones públicas sobre esta decisión. Desde su entorno, sin embargo, justifican la elección en la necesidad de dar a sus hijos “la mejor educación posible”. Exactamente el mismo argumento que ellos mismos criticaban cuando provenía de otros políticos.

El silencio contrasta con su actitud en el pasado, cuando no dudaban en atacar a quienes elegían la privada. Hoy, prefieren evitar preguntas mientras sus hijos comienzan el curso en un colegio donde la matrícula equivale al salario mensual de muchos votantes de Podemos.

La incoherencia que incendia las redes

La decisión de Iglesias y Montero ha generado una ola de indignación en redes sociales. Para muchos usuarios, es la confirmación de que el discurso de igualdad era solo fachada. Para otros, es una muestra más de cómo los dirigentes de la izquierda terminan abrazando los privilegios de las élites que tanto criticaron.

En un momento en el que España afronta problemas como la red eléctrica saturada que bloquea inversiones o la inflación que golpea a las familias, la noticia de que la pareja gasta más de 50.000 euros anuales en la educación privada de sus hijos es gasolina para el debate político.

Deja tu respuesta