Una agresión brutal y sin explicación
Una anciana alemana de 78 años se encuentra hospitalizada con un traumatismo craneoencefálico grave tras ser atacada por la espalda por un inmigrante marroquí de 35 años en Dortmund.
El agresor se abalanzó sobre la víctima en plena calle, a pocos metros del zoológico de la ciudad, y le propinó una patada salvaje que la derribó de inmediato. Testigos confirmaron que no hubo discusión ni provocación alguna: el ataque fue gratuito y repentino.
Persecución y detención
La policía logró interceptar al inmigrante minutos después, gracias a una rápida persecución. Se investiga su posible implicación en otra agresión ocurrida en la misma zona instantes antes, donde otra persona resultó herida.
Mientras tanto, la anciana fue atendida en el lugar por un médico de urgencias y trasladada de inmediato a un hospital, donde permanece ingresada en estado grave.
Inmigración y violencia creciente
Este nuevo episodio vuelve a poner el foco en la delincuencia importada. Los propios datos oficiales de Alemania son demoledores: según la estadística criminal de 2024, 3.388 hombres marroquíes por cada 100.000 fueron sospechosos de delitos violentos, frente a solo 272 alemanes por cada 100.000. Es decir, los inmigrantes marroquíes presentan más de 12 veces más incidencia delictiva que los nacionales.
Los ataques cometidos por inmigrantes contra ciudadanos alemanes generan alarma social. En Berlín, una mujer fue apuñalada por un afgano tras una discusión trivial. En colegios, alumnos y profesores han sido atacados con cuchillos. Y los ancianos se han convertido en víctimas habituales: desde palizas en plena calle hasta violaciones y asesinatos dentro de sus domicilios.
Una problemática que también golpea a España
Aunque este caso ha ocurrido en Alemania, España no está al margen. La llegada masiva de inmigrantes ilegales y de menores extranjeros no acompañados (menas) ha multiplicado los problemas de inseguridad en barrios de todo el país.
De hecho, el Gobierno admite que España acoge ya a 19.000 menas, la mayoría de Marruecos, con un coste que supera los 80 millones de euros al año. El Ejecutivo de Sánchez oculta el destino de los menas trasladados desde Canarias, mientras los ciudadanos denuncian más conflictos en calles y centros de acogida.
VOX ha advertido que los menas cuestan 2.500 euros al mes cada uno, mientras miles de españoles siguen sin acceso a ayudas sociales o vivienda. Y comunidades como Castilla-La Mancha han recurrido al Constitucional para frenar el reparto forzoso de menores ilegales.
Víctimas vulnerables en el punto de mira
Ancianos, mujeres y niños son las principales víctimas de esta violencia importada. En barrios como el Albaicín en Granada, los vecinos han tenido que organizar patrullas ciudadanas para escoltar a las mujeres por la noche, hartos de agresiones, robos y amenazas.
El caso de Dortmund no es un hecho aislado, sino un síntoma de un problema estructural: la combinación de inmigración ilegal masiva, falta de control y políticas de puertas abiertas que ponen en riesgo la seguridad de los ciudadanos europeos.
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