Jonathan Ll. A., tenía un móvil en su celda e incluso publicaba en su perfil de WhatsApp su intención de matarla a ella y a sus hijos
Tras la fuga del peligroso delincuente Jonathan Ll. A., de de Quatre Camins el pasado lunes, la policía catalana activó un dispositivo urgente para localizarlo. Al mismo existe otra alerta que afecta a su segunda exmujer, quien lleva más de cuatro años advirtiendo sobre la amenaza que él representa para ella y sus hijos.
La mujer, que prefiere permanecer en el anonimato, no ha querido exponerse públicamente, pero sus familiares han contactado con Crónica Global, expresando su profunda inquietud: “Llevamos años avisando de que algo así podía pasar”.
Desde entonces, ha enfrentado amenazas constantes y mensajes intimidatorios que han generado un miedo persistente. Según el relato de sus familiares, Jonathan tenía acceso a un teléfono móvil dentro del módulo 6 de Quatre Camins, desde donde mantenía actividad regular.
Jonathan publicaba amenazas en WhatsApp, pero los asistentes sociales ignoraron los avisos de la mujer
La odisea para la exmujer -y antigua compinche del delincuente- comenzó en 2020, cuando decidió romper definitivamente con Jonathan e iniciar los trámites de separación.
El criminal publicaba imágenes en su perfil de WhatsApp, se comunicaba con el exterior y enviaba mensajes amenazantes a su exmujer, incluyendo advertencias directas como: “Voy a acabar contigo y con tus hijos”.
Los familiares aseguran haber enviado decenas de avisos al centro penitenciario, alertando sobre esta situación a las asistentes sociales. “Les dijimos que tenía un móvil, que lo usaba para amenazarla, que estaba acelerado, que no podía tener salidas. Nadie actuó”, denuncian.
Además, afirman que llegaron a ser bloqueados por las asistentes sociales tras insistir en que su comportamiento representaba un riesgo claro para la víctima.
La prisión, impotente con el contrabando de drogas y móviles con drones
Fuentes penitenciarias confirman a El Caso que Quatre Camins es la cárcel de Cataluña con más confiscaciones de teléfonos móviles, introducidos incluso con drones, también usados para llevar drogas a los presos.
A pesar de estar prohibidos, los internos utilizan estos dispositivos para comunicarse con el exterior, continuar perpetrando delitos y, como en este caso, para planear fugas.
