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La familia confirma que custodia las ‘memorias perdidas’ de Franco

Resuelto el misterio: las grabaciones originales grabadas de viva voz por Franco permanecen ocultas en manos de sus herederos

Durante décadas, el consenso entre los historiadores fue casi absoluto: Francisco Franco no había dejado memorias. Biógrafos de referencia como Stanley Payne o Ricardo de la Cierva sostuvieron que el Generalísimo apenas legó notas dispersas o esbozos juveniles.

Sin embargo, una información recogida y publicada por El Mundo ha desvelado finalmente la incógnita: las memorias existen, fueron grabadas de viva voz y los originales permanecen ocultos en manos de sus herederos.

«Las memorias, las cintas y las transcripciones, están ahí. Las tenemos nosotros», ha confirmado rotundo Francis Franco a El Mundo, despejando años de especulaciones sobre el destino de estos documentos.

El origen de este material inédito se remonta al último año de vida del dictador y nació, curiosamente, de una necesidad médica.

Según detalla la información de El Mundo, fue el doctor Vicente Pozuelo quien, en un intento por mejorar la salud de Franco, le recomendó realizar ejercicios de improvisación grabados en un magnetófono para «recuperar el dominio del lenguaje».

Una terapia foniátrica

Lo que comenzó como una terapia foniátrica se convirtió, con la aprobación de Franco, en un proyecto autobiográfico estructurado.

El Generalísimo grababa las sesiones en la soledad de su despacho, ocultando el aparato bajo expedientes si era interrumpido. Posteriormente, la esposa del médico, Consuelo Ortueta, se encargaba de transcribir las cintas. Devolvía los textos para que Franco los corrigiera y guardara en su caja fuerte. Tras su fallecimiento, su hija Carmen Franco tomó posesión de todo el material.

A pesar del hallazgo, el contenido de estas memorias frustrará a quienes busquen claves sobre el Gobierno del Generalísimo. Según la familia, a Franco «no le dio tiempo» a completar el ambicioso índice propuesto por su médico.

No obstante, el relato abarca desde su infancia en Ferrol y su paso por la Academia de Toledo hasta las campañas de África, deteniéndose cronológicamente justo antes de ser nombrado Jefe del Estado en 1936. Por ello, sus nietos aseguran que el texto tiene un «interés relativo», al no incluir sus casi 40 años en el poder.

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