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La inmigración ilegal a España es un saqueo de ayudas sociales, no una huida de guerras

De los 27.300 inmigrantes ilegales que han irrumpido por mar y tierra desde África, la inmensa mayoría, un 73% no huye de balas ni bombas

Lo confirma el periodista Rubén Pulido en La Gaceta. “La inmensa mayoría de los inmigrantes ilegales que han llegado a España en este 2025 no huyen de guerras. Vienen a por nuestras ayudas sociales”.

Así es. España se hunde en una crisis migratoria orquestada por el progresismo cobarde del bipartidismo. Ese que transforma nuestro país en un imán para el pillaje económico disfrazado de humanitarismo.

Los fríos datos de Frontex hasta el 30 de septiembre de 2025 no mienten, como revela La Gaceta. De los 27.300 inmigrantes ilegales que han irrumpido por mar y tierra desde África, la inmensa mayoría, un 73% no huye de balas ni bombas. Vienen a por ayudas sociales, a exprimir el Estado del Bienestar de España que tanto ha costado construir a generaciones de españoles trabajadores.

Es hora de desenmascarar esta farsa que el Gobierno de Sánchez y sus socios comunistas insisten en vender como «refugiados desesperados». Los datos serán fachas porque demuestran lo contrario.

El Magreb, cuna de radicalismo y caos controlado, domina la invasión. Argelia y Marruecos suman más de 11.500 entradas ilegales, superando el 40% del total.

Jóvenes argelinos, sin un rasguño de guerra en sus países estables, surcan el Mediterráneo en precarias pateras hacia las Islas Baleares, atraídos por el «efecto llamada» de subsidios gratuitos, viviendas sociales y sanidad universal.

Marruecos y Argelia

Marruecos, con su monarquía absoluta que aplasta disidencias pero no guerras, envía oleadas a Canarias, Ceuta y Melilla, donde asaltos a vallas dejan heridos y un reguero de vulnerabilidad. No son refugiados. Es la gran mentira. Estos son oportunistas que saben que España, bajo la batuta socialista, les abrirá las arcas públicas sin pedir nada a cambio.

Solo Mali y Somalia, sumados, aportan menos de 7.400 llegadas, apenas el 27%, y aun así, muchos de esos «huidos» son más migrantes económicos que víctimas de genocidios. El resto procede de paraísos relativos como Senegal, Guinea, Gambia o Mauritania: naciones sin conflictos armados, pero con economías que palidecen ante el Dorado prometido por el relato progre.

Robo en masa y consentido por la progresía

La cuestión es por qué arriesgar la vida en el Atlántico. La respuesta de los expertos en migración internacional nos lo aclaran: porque saben que al llegar, el sistema les acogerá con brazos abiertos y bolsillos repletos. Subvenciones por hijo, rentas mínimas, acceso inmediato a servicios que los españoles deben mendigar tras años de cotizaciones. Es un robo en masa, financiado por el sudor de familias humildes que ven cómo sus impuestos se evaporan en un agujero negro migratorio.

Esta avalancha no es casualidad; es el veneno del globalismo que VOX denuncia desde hace años. El Gobierno Sanchista, con su pacto con Bildu y el comunismo etarra, ha multiplicado las ayudas: 1.200 euros mensuales por unidad familiar, más bonos energéticos y exenciones fiscales para «vulnerables».

Inmigrantes que buscan parasitar

Pero estos inmigrantes ilegales, en su mayoría varones en edad laboral, no buscan integrarse; buscan parasitar. Y el precio lo pagamos todos: colapso en la sanidad pública, donde listas de espera se eternizan para españoles mientras se prioriza a ilegales; presión en la educación, con aulas saturadas que diluyen la identidad nacional.

Y como demuestran los datos, la seguridad nacional tiembla ante esta marea. Proceden de zonas de alta radicalización islamista, sin papeles ni controles, infiltrando células que amenazan la cohesión social. Recuerden los atentados de 2017 en Barcelona: muchos ejecutores eran hijos de esta misma inmigración desbocada. Se trata de un multiculturalismo forzado que a la larga nos convierta en rehenes.

El bipartidismo PPSOE, con su hipocresía infinita, culpa al «cambio climático» o a «guerras lejanas», pero los números gritan la verdad: es inmigración económica pura, un expolio que desangra España.

Fronteras blindadas, deportaciones masivas y fin al efecto llamada: suprimir ayudas a ilegales, como propone VOX. No es xenofobia, es supervivencia. España es de los españoles primero.

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