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La peste porcina aún tiene menos contagios en España que el Gobierno de Sánchez

España, nuestra querida y maltratada España, es ese país donde hoy los cerdos ibéricos (y los blancos) están más controlados que los ministros.

Sabemos que en España, la Comisión Europea, esa del bipartidismo PPSOE, impone el sacrificio de la menos 30.000 cerditos. Pero algunos todavía no saben (sabéis) que aquí tenemos una variante autóctona mucho más virulenta y resistente al desinfectante: la Peste Sanchista. Sí, esa que se propaga por sobres, comisiones, noches toledanas, chistorras bajo el mantra del ‘Solo sí es sí’ y ‘Hermana yo sí te creo’ (siempre que no denuncies ni a un ilegal ni a nadie del bando amado de la izquierda).

El virus porcino, pobrecito, al menos tiene la decencia de matar rápido al hospedador. El Sanchista, en cambio, es de los de evolución lenta: primero infecta a la novia (Tito Berni dixit), luego a la mujer del presidente, al hermanísimo, después a la sobrina en el Falcon y, cuando te quieres dar cuenta, hasta el portero de Moncloa ha cobrado (presuntamente) un sobre en B.

La cepa progresista que muta

Es lo que tiene la cepa progresista: muta más que el argumentario de Montero y siempre encuentra nueva carne de cañón ministerial o en el PSOE para reproducirse a ritmo de sobre va, sobre viene, entre lechugas, folios y chistorritas navarras.

Los veterinarios recomiendan aislamiento inmediato del foco, desinfección total y sacrificio sin piedad. Es lo que pasará con los pobres cerditos. Pero para la peste real, en cambio, aplicamos la técnica Yolanda Díaz: “acompañamiento emocional” al infectado, un par de cargos en una empresa pública y a seguir contagiando.

Noches «divertidas» con sello PSOE

Ábalos ya no puede entrar en el Congreso, pero sigue teniendo escolta; Koldo sigue teniendo amigos y, según parece, presuntamente parece, presuntamente nos tememos, hasta la presidenta del Congreso tuvo una noche “muy divertida” con uno de los cerdos mayores del corral.

Lo más gracioso es la campaña de imagen. Mientras los ganaderos queman ropa y desinfectan con lejía, el Gobierno saca anuncios de ‘España avanza’ con Pedro Sánchez mirando al horizonte como si estuviera esperando que llegara otro maletín desde Caracas. Es como si el cerdo infectado hiciera un TikTok diciendo: “Tranquilos, solo es un resfriado, seguid comiendo jamón” (y los ilegales, corderito mirando a la Meca).

Woke-progresistas y empoderados

Al final, la diferencia es clara: la Peste Porcina Africana se controla sacrificando al animal enfermo. La Peste Sanchista se controla promocionando a los woke-progres empoderados, esos del “soy feminista porque soy socialista”. Y así, mientras Europa vacuna a sus piaras, nosotros seguimos votando a los nuestros. Madre de Dios Santísimo. Y como rula en redes: “Ten cuidado, que mientras te felicitan el año, luego van y votan al PSOE”. Y con la que está cayendo y parece que caerá. Los borregos seguirán siendo borregos.

Posdata. Seamos sinceros: los cerdos al menos engordan antes de ser sacrificados. Los nuestros engordan después, y encima con nuestro dinero.

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