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La pobreza energética en España se duplica y ya afecta al 20% de los hogares en invierno

El gobierno de Pedro Sánchez sigue arruinando a las familias españolas

La pobreza energética en España ha experimentado un fuerte incremento en los últimos años. En 2017, el último ejercicio completo antes de que Pedro Sánchez asumiera la presidencia del Gobierno, únicamente el 8% de los españoles afirmaba no poder mantener su vivienda a una temperatura adecuada durante el invierno. Sin embargo, en 2024 esta cifra ha aumentado hasta el 17,5%, lo que supone prácticamente el doble, según los datos más recientes de Eurostat publicados por El Español. En términos reales, una de cada cinco familias pasa frío en su propio hogar por no poder asumir el coste de la calefacción.

Este indicador, elaborado anualmente por la oficina estadística de la Unión Europea, no se centra en si los hogares utilizan o no la calefacción, sino en si pueden permitírselo sin renunciar a otras necesidades básicas, como la alimentación o el pago de la vivienda. Por ello, se considera una referencia clave para medir la asequibilidad de la energía.

El impacto de la pandemia y la crisis energética

A partir de 2020, la evolución de este indicador cambia de forma significativa. La crisis sanitaria de la Covid-19 provocó una caída de los ingresos en muchos hogares, al mismo tiempo que el consumo energético aumentaba debido al mayor tiempo pasado en casa.

La situación empeoró con la subida de los precios de la energía. En 2021 comenzó a notarse con claridad el encarecimiento de la electricidad y el gas, y en 2022 la invasión de Ucrania desencadenó la mayor crisis del gas en Europa en décadas. Como consecuencia, en 2023 se alcanzó un récord histórico, con un 20,8% de los hogares incapaces de mantener su vivienda a una temperatura adecuada. En 2024, el dato se ha reducido ligeramente gracias a la moderación parcial de los precios, aunque sigue en niveles muy elevados.

Problemas estructurales y posición de España en la UE

A estos factores coyunturales se suman problemas estructurales, como la baja eficiencia energética del parque de viviendas y la precariedad laboral, que incrementan la vulnerabilidad de miles de familias. Pese a la aplicación de medidas como el tope al gas o diversas ayudas sociales, la pobreza energética continúa muy por encima de los niveles previos a la pandemia.

Esta situación sitúa a España entre los países con peores resultados de la Unión Europea en materia de pobreza energética, evidenciando que el problema sigue lejos de resolverse.

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