El campeón español ha reconocido que no habría sido posible este nuevo logro sin el apoyo de su hermano Álex Márquez
Lo ha logrado. Y no ha sido un camino fácil. Hoy ha conseguido su título número 7 en la modalidad reina del motociclismo. Iguala de esta manera a su gran rival: Valentino Rossi. Pero seguro que irá a por más, muchos más…
En realidad, son nueve los campeonatos del de Ducati si contamos los de Moto2 y Moto3. Una carrera que le sitúa ya en el Top 3 mejores pilotos de la historia del motociclismo… Empatado con Valentino Rossi y solo superado, en títulos, por Giacomo Agostini.
Hoy, la emoción del heptacampeón ha sido lo que más ha brotado de la expresión de Marc Márquez por todos los rincones del circuito de Motegi. Incluso antes de ver la bandera a cuadros, el piloto catalán ha reconocido haber soltado alguna que otra lágrima.
«En el último sector ya estaba llorando dentro del casco y el humo de la moto de ‘Pecco’ era como ‘ya han empezado la fiesta o qué están haciendo», ha señalado el español en la rueda de prensa posterior a la carrera.
Y es que la moto de Bagnaia estuvo a punto de decir basta. Un fuerte humo blanco que salía de su motor le hizo perder hasta dos segundos en las últimas vueltas, aunque pudo aguantar el tirón y evitar la victoria de Marc Márquez.
Por ello, hoy Marc Márquez ha cerrado una de las etapas más duras de su carrera con su séptimo título mundial en la categoría reina, el primero con Ducati… Y lo ha hecho con una dedicación muy especial.
Diez intervenciones quirúrgicas
Tras superar diez intervenciones quirúrgicas y momentos en los que el retiro parecía una opción real, el piloto de Cervera ha reconocido que no habría sido posible sin el apoyo de su hermano Álex Márquez, Con él además ha compartido pista como rival durante toda la temporada.
En una declaración que refleja la estrecha relación entre ambos, Marc no dudó en señalarlo como su principal soporte emocional. «Si me tengo que quedar con un nombre… mi hermano. Mi hermano me ha ayudado mucho».
Durante cinco años, Márquez vivió en la sombra de sus propias lesiones, con una evolución física que no terminaba de acompañar su talento. La sombra del retiro sobrevoló en más de una ocasión, pero la ilusión por volver a competir y el respaldo de su entorno más cercano, encabezado por su hermano, le mantuvieron firme.








