La Agenda 2030 del PP y el PSOE sigue destruyendo el campo español mientras beneficia a terceros países
La producción de aceitunas en Marruecos se dispara esta temporada, marcando un récord histórico que podría alterar el equilibrio del sector agrícola en el Mediterráneo. Al mismo tiempo, en el sur de España, miles de olivos están siendo arrancados para dar paso a una gigantesca planta fotovoltaica.
Marruecos impulsa su agroindustria con modernización y riego eficiente
Marruecos prevé duplicar su cosecha de aceitunas durante esta campaña, gracias a un ambicioso programa de modernización agrícola y a la expansión de sistemas de riego por goteo. Esta estrategia no solo mejora el rendimiento del olivar, sino que también está favoreciendo el crecimiento de otros cultivos estratégicos para el país.
Según datos oficiales del Ministerio de Agricultura marroquí, la producción de dátiles crecerá un 50%, las hortalizas un 20%, y los cítricos un 25%, posicionando a Marruecos como un referente agroalimentario en el Mediterráneo. Este auge productivo refuerza su capacidad para influir en los precios del mercado internacional y condicionar las exportaciones de países europeos como España.
España, entre olivos y placas solares: un cambio de modelo en Andalucía
Mientras Marruecos fortalece su sector agrícola, en Andalucía la situación es muy distinta. Más de 100.000 olivos podrían ser talados en las provincias de Jaén y Córdoba para dar paso a una macroplanta solar de la empresa Greenalia Solar, un proyecto que ha sido declarado de interés público por la Junta de Andalucía.
Este proceso de expropiación de tierras agrícolas afecta directamente a decenas de agricultores, quienes se verán obligados a abandonar sus explotaciones de olivar tradicional. La instalación de miles de paneles solares cambiará radicalmente el paisaje rural de la zona, generando un profundo malestar entre los vecinos.
Protestas en defensa del olivar y el patrimonio rural
En localidades como Lopera, Arjona o Marmolejo, las protestas no han cesado en los últimos meses. Bajo el lema «Renovables sí, pero no así«, asociaciones agrarias y plataformas ciudadanas critican que este modelo energético no generará empleo local ni beneficios reales para la comunidad.
Además del impacto económico, los vecinos advierten del riesgo de fragmentación de explotaciones agrícolas, pérdida de biodiversidad y desaparición del paisaje cultural del olivar, lo que amenaza la candidatura de la Campiña del Olivar Andaluz como Patrimonio Mundial de la UNESCO.
Según los organizadores, el área afectada por la planta solar equivale a casi 100 campos de fútbol, lo que pone en evidencia la magnitud del proyecto y sus consecuencias sociales y medioambientales.








