Por culpa de la prohibición de la caza, la superpoblación de ungulados arrasa la vegetación y la biodiversidad del entorno natural extremeño
Tras prohibir la caza en 2020 siguiendo leyes ideológicas ajenas a la realidad, el Parque Nacional de Monfragüe, emblemático espacio natural extremeño, necesita recurrir a batidas de caza este otoño para evitar su destrucción.
Un lustro de ausencia de gestión de la fauna obliga a la Junta de Extremadura a autorizar la eliminación controlada de casi 1.000 ungulados —600 jabalíes y 300 ciervos— con el objetivo de frenar una sobrepoblación que está deteriorando gravemente la vegetación y el equilibrio ecológico del parque.
Cuatro años de descontrol y una fauna desbordada
Las resoluciones, publicadas esta semana en el Diario Oficial de Extremadura (DOE) y recogidas por Jara y Sedal, modifican el Plan de acción selectiva de ungulados, permitiendo el uso de arco, armas de fuego y rehalas en determinadas zonas. Es un cambio sustancial, ya que la caza estaba prohibida desde 2020, cuando la normativa estatal vetó toda actividad cinegética en los parques nacionales.
La Junta insiste en que no se trata de reabrir la caza deportiva, sino de acciones selectivas con fines ecológicos y sanitarios. Las modalidades autorizadas —rececho, aguardo y actuaciones urgentes ante daños— buscan minimizar el impacto ambiental. El arco se presenta como una herramienta de alta precisión y bajo ruido, ideal para entornos sensibles como Monfragüe.
‘La ausencia de gestión está llevando a la destrucción del parque de Monfragüe’
Desde la prohibición, la población de ciervos y jabalíes ha crecido sin control. Las consecuencias se notan en la vegetación, el suelo y en la supervivencia de otras especies. “La ausencia de gestión está llevando a la destrucción del parque”, alertó Gerardo Arroyo, delegado de la Federación de Caza en FACE.
Los técnicos confirman que las densidades de ungulados superan ampliamente los niveles recomendados, afectando incluso a la regeneración de encinas y alcornoques.
La Consejería de Agricultura considera que la medida es “una gestión activa imprescindible” para preservar el ecosistema. Se realizarán tres batidas con perros entre octubre y diciembre, y el plan prevé incorporar en los próximos años a propietarios privados para colaborar en la gestión del territorio.
Los efectos devastadores de la gestión ideológica medioambiental a espaldas de la realidad
Lo ocurrido en Monfragüe no es un caso aislado. Otros parques nacionales como Cabañeros también han sufrido un fuerte deterioro tras el veto a la caza. De hecho, en 2024 el Parlamento Europeo pidió investigar si España estaba incumpliendo las Directivas de Hábitats y Aves por no controlar estas poblaciones.
La situación se suma a otros desastres ecológicos basados en la ideología que afectan a Extremadura, como el vaciado del embalse de Alcollarín o los incendios intencionados en Badajoz, que han dejado al territorio en una situación ambiental límite.








