La narrativa oficial del Gobierno andaluz insiste en que todo va viento en popa, pero la realidad que viven miles de ciudadanos no encaja del todo con el triunfalismo de San Telmo. Mientras el Ejecutivo de Juanma Moreno acusa a la izquierda de “ruido”, crece la sensación de que el presidente andaluz está más centrado en blindar su imagen que en afrontar los problemas estructurales de un sistema sanitario que continúa tensionado.
Gestión o maquillaje: el debate que incomoda al Gobierno andaluz
El veto a la publicación de determinados datos sanitarios no ha hecho sino alimentar sospechas. Moreno Bonilla lo vende como una “protección frente a interpretaciones maliciosas”, pero muchos profesionales sanitarios y asociaciones ciudadanas lo interpretan de otra manera: falta de transparencia en un momento en el que la confianza en la administración es clave.
La Junta defiende que oculta cifras “para evitar manipulación política”, pero paradójicamente, esa decisión ha generado más dudas que certezas. Si la gestión es tan ejemplar como asegura el Gobierno, ¿por qué restringir la información?
La herencia socialista existe, pero el tiempo de excusas también caduca
Durante años, el PSOE dejó la sanidad andaluza lastrada por una burocracia mastodóntica y un sistema incapaz de absorber la demanda creciente. Eso nadie lo discute.
Pero seis años después de la llegada del Partido Popular, la excusa de la herencia recibida empieza a sonar a argumento desgastado.
Las listas de espera siguen siendo un problema grave. Las carencias de personal en atención primaria continúan. Y los hospitales, pese a nuevas infraestructuras, siguen dependiendo de contrataciones precarias que dificultan la estabilidad laboral.
Moreno Bonilla prometió una revolución sanitaria, pero para muchos andaluces, la revolución no termina de llegar.
Cribados, reorganización y polémica: decisiones que generan más preguntas que respuestas
La consejería insiste en que la reestructuración de pruebas diagnósticas responde a criterios técnicos, pero varios sindicatos médicos y asociaciones profesionales aseguran que la planificación ha sido precipitada, sin diálogo suficiente y con impacto directo en el día a día de los pacientes.
Mientras tanto, la oposición denuncia improvisación y falta de planificación. Y no solo la izquierda: voces internas del propio sistema sanitario reconocen que los cambios se están implementando sin recursos suficientes.
Entre propaganda y realidad: la sanidad andaluza sigue en la cuerda floja
Moreno Bonilla repite que su único objetivo es “curar personas”, y es cierto que se han inaugurado hospitales y contratado profesionales. Pero también es cierto que las cifras globales siguen sin reflejar una mejora tan sólida como la que vende el Gobierno.
Tampoco ayuda que el Ejecutivo pida paciencia mientras restringe datos y acusa a la oposición de demagogia. La transparencia debería ser un principio, no una concesión.
¿Andalucía, referente sanitario? Una afirmación que aún no resiste el contraste
Es innegable que se han dado pasos positivos, pero calificarse de “referente nacional” es, como mínimo, prematuro. La atención primaria sigue tensionada, el acceso a especialistas continúa saturado en muchas provincias y las urgencias viven picos de colapso que no se solucionan con comunicación institucional.
La izquierda exagera sus críticas, sí. Pero Moreno Bonilla también exagera sus logros.
Entre ambos extremos queda una realidad incómoda: los andaluces siguen esperando una sanidad que funcione de verdad.












