La indignación estalla en uno de los barrios más humildes de la ciudad ante la pasividad del Ayuntamiento: “Nos han dejado solos frente a la violencia, la suciedad y el miedo”
Nou Barris ha dicho basta. La tarde del jueves 26 de junio pasará a la historia del distrito como el día en que más de 900 vecinos salieron a la calle para denunciar lo que consideran una situación insostenible: el deterioro imparable del barrio desde la apertura del Centro de Primera Acogida promovido por el Ayuntamiento de Barcelona.
La manifestación, que arrancó a las 19:15 h en la Plaça Major y culminó en la Plaça de la República, no fue una simple concentración. Fue un clamor colectivo en defensa del orden, la seguridad y la convivencia. Bajo el lema “Seguridad, limpieza y civismo. Queremos vivir en paz”, los asistentes —personas mayores, familias, jóvenes y comerciantes— exigieron medidas urgentes ante una realidad que, según denuncian, los está empujando al límite.
“NOS ESTÁN DEJANDO MORIR COMO BARRIO”
El desencadenante de esta protesta masiva no es nuevo: desde la apertura del centro, los residentes aseguran haber visto cómo el barrio se ha transformado a peor. Acampadas en portales, suciedad en las calles, conflictos diarios y una atmósfera de creciente tensión.
“Vivimos con miedo. Hay personas que merodean drogadas, el parque está destrozado, los bancos arrancados… Y aquí nadie da la cara”, afirmaba una vecina.
El césped del parque central de Nou Barris, uno de los principales espacios verdes del distrito, presenta un aspecto lamentable. Los vecinos denuncian que los espacios públicos están siendo maltratados sin ningún tipo de mantenimiento ni control.
El relato es constante: el barrio ha cambiado radicalmente desde que se instaló el centro. La sensación de inseguridad se ha instalado en la vida diaria. Algunos vecinos afirman que han dejado de usar determinadas calles por las noches y que los episodios de violencia son cada vez más frecuentes.
VIOLENCIA QUE YA NO SE ESCONDE
El problema no es reciente. Ya en 2018 se registraron agresiones a agentes de la Guardia Urbana por parte de usuarios del centro, un hecho documentado por medios locales en su momento. Hoy, los vecinos aseguran que la situación no ha mejorado, sino que ha empeorado.
“Esto ya no es solo incomodidad. Es miedo. Hay agresiones, hay tensión, hay violencia. Y la respuesta del Ayuntamiento ha sido el silencio más absoluto”, denunciaba otro residente.
EL AYUNTAMIENTO, EN SU MUNDO
La queja más repetida a lo largo de la manifestación fue el abandono institucional. Los residentes de Nou Barris acusan al Ayuntamiento de imponer un centro sin escuchar al vecindario, sin prever las consecuencias y sin dar respuesta al deterioro que ha generado.
“No se trata de ir contra nadie, sino de defender nuestro derecho a vivir con tranquilidad. Esto no es odio. Esto es supervivencia”, decía un vecino.
Los vecinos exigen refuerzo policial, medidas de higiene urbana, atención directa a los afectados y control estricto de lo que ocurre dentro y fuera del centro de acogida.
UN AVISO PARA TODA LA CIUDAD
Lo ocurrido en Nou Barris no es un hecho aislado. Es la señal más clara de que la política de “todo vale” del gobierno municipal está provocando fracturas reales en la convivencia vecinal. Lo que comenzó como un proyecto social mal gestionado ha acabado por convertirse en un polvorín que amenaza con extenderse a otros barrios.
Más de 900 personas lo dejaron claro este jueves: el vecindario ya no está dispuesto a aguantar más. Piden respeto, seguridad y soluciones reales. Lo hacen desde la calle, porque en los despachos municipales nadie escucha.
Barcelona se enfrenta a una pregunta clave: ¿cuánto más van a soportar sus barrios antes de estallar?








