El terror islamista sigue aumentando aunque algunas autoridades quieran negarlo
La violencia yihadista vuelve a golpear con fuerza al centro de África. De acuerdo con información publicada por La Razón, la rama centroafricana del Estado Islámico (ISIS–Wilayah Central África) ha asumido la autoría de un nuevo ataque en la aldea de Maiba, ubicada en el territorio de Lubero, al este de la República Democrática del Congo. En este ataque, los terroristas habrían asesinado brutalmente a doce cristianos.
El reporte se basa en un comunicado difundido por el propio grupo armado, en el que afirman haber atacado a la comunidad cristiana “con la ayuda de Alá”. Este tipo de mensajes —ritualizados y cargados de violencia simbólica— forma parte de la estrategia propagandística del autodenominado califato, que desde hace años opera en la región con extrema crueldad, afectando gravemente a las poblaciones cristianas locales.
Un escenario que se repite en Kivu Norte
El ataque encaja en un contexto ya conocido: la presencia consolidada de facciones yihadistas vinculadas al Estado Islámico en Kivu Norte. Estos grupos han protagonizado numerosas masacres contra aldeas, iglesias y familias cristianas. Solo en febrero, organizaciones cristianas denunciaron una matanza similar en la zona de Maiba–Kasanga, donde varias decenas de personas fueron asesinadas en circunstancias igualmente brutales.
Tensión internacional: denuncias de genocidio y negación institucional
La publicación coincide con un clima político cada vez más tenso. Mientras líderes cristianos y organizaciones humanitarias advierten de un posible genocidio en curso, algunos gobiernos africanos y organismos regionales continúan rechazando esta interpretación.
La controversia aumentó recientemente tras las declaraciones del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, quien advirtió sobre una posible “intervención militar” si no se pone fin a la persecución de cristianos en África.
En respuesta, el presidente de la Comisión de la Unión Africana, Mahmoud Ali Youssouf, declaró que “no hay genocidio en el norte de Nigeria”, restando importancia a los numerosos ataques yihadistas que han devastado comunidades enteras, iglesias y pueblos a lo largo de los últimos años.








