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Paso atrás de Disney World en su estrategia de entretenimiento woke

La compañía, con la llegada a la presidencia de Trump, anuncia su cambio de posicionamiento: «Ya no haremos activismo político»

Lo anunció hace escasas fechas el propio CEO de la compañía Disney World, Bob Iger, quien además ha admitido que acaban de dar marcha atrás a un proyecto centrado en una trama de un atleta transgénero dentro de la próxima serie animada de Pixar, Win or Lose.

La idea ahora, y ante los nuevos tiempos de libertad que parece que pueden recorrer parte del planeta, es mantener a Disney fuera de las guerras culturales, es decir, alejada de políticas y entretenimiento ultraprogre y woke.

De esta manera, Bob Iger habla de “cambio de estrategia” dejando de lado debates culturales y políticos como los que proponía para defender el atletismo trans.

Hay que resaltar que la compañía Disney enfrentó críticas por llegar a un acuerdo en un caso de difamación relacionado con Donald Trump, con el pago de 16 millones de dólares en un acuerdo para evitar un juicio prolongado.

Por otro lado, las recientes controversias políticas, incluyendo la prolongada disputa con el gobernador de Florida, Ron DeSantis, dejaron a Disney en el centro de las tensiones políticas sobre diversidad e inclusión y lo llevaron a un deterioro en la percepción pública entre ciertos sectores políticos.

Grandes fracasos comerciales

La confrontación comenzó cuando Disney criticó la legislación supuestamente anti LGTBiq+, que restringía las discusiones sobre identidad sexual en las aulas. Esto desató una reacción liderada por DeSantis, quien etiquetó a la compañía de woke. Eliminó el estatus especial de Disney en su distrito e intensificó el escrutinio político sobre la compañía.

Además, los fracasos comerciales recientes de varios títulos de Disney reforzaron la necesidad de redefinir su estrategia para reconectar con una audiencia más amplia.

‘Agenda-driven’

Enfrentando una disminución en el rendimiento financiero y una creciente polarización política, Disney reconoció que involucrarse en temas culturales y políticos estaba afectando tanto su reputación como su capacidad para atraer a una audiencia diversa.

Bob Iger, retomando el liderazgo en 2022, identificó el riesgo de que Disney fuera percibida como ‘agenda-driven’ o impulsada por agendas políticas, algo que consideró perjudicial para los negocios.

Disney cerró su último año fiscal sin que ninguna de sus películas superara los 1.000 millones de dólares en taquilla, algo que no ocurría en más de una década.

Ahora, el entretenimiento será lo primero

De esta manera, Disney continuará enfocándose en su misión de ser una empresa «de entretenimiento primero».

Bob Iger ha dejado claro que la compañía seguirá buscando formas de representar la diversidad de manera que resuene con una audiencia amplia, pero con más cuidado para evitar divisiones.

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