Los agentes perseguían un vehículo cargado de hachís en Tahivilla cuando su coche oficial volcó. Los narcos lograron huir, dejando atrás la droga y el coche abandonado.
Una persecución de película sacudió este miércoles el tranquilo núcleo rural de Tahivilla, en el término municipal de Tarifa (Cádiz).
Dos guardias civiles resultaron heridos de carácter leve después de que su coche patrulla volcara mientras seguía a un vehículo cargado de hachís. El incidente ha vuelto a poner sobre la mesa la situación límite que viven los agentes destinados en el Campo de Gibraltar, una zona que se ha convertido en uno de los principales frentes del narcotráfico en España.
El vuelco en plena persecución
Los hechos ocurrieron a mediodía del miércoles 23 de octubre, cuando una patrulla de la Guardia Civil de Tarifa detectó un vehículo sospechoso que circulaba a gran velocidad por una carretera secundaria de Tahivilla.
Al darle el alto, el coche —presuntamente ocupado por narcotraficantes— aceleró en su huida, iniciándose una persecución a toda velocidad por un tramo rural con poca visibilidad.
Fuentes del Instituto Armado confirmaron que, durante la persecución, el coche patrulla perdió el control en una curva y terminó volcando fuera de la calzada, quedando completamente destrozado.
Los dos agentes que viajaban en su interior fueron atendidos de inmediato por los servicios de emergencia y trasladados al centro de salud de Tarifa. Por fortuna, sus heridas fueron leves y ambos se encuentran fuera de peligro.
Poco después, el vehículo de los narcos fue hallado abandonado a varios kilómetros del lugar del accidente, con una cantidad aún por determinar de hachís en su interior.
Los narcos huyeron dejando el botín atrás
El coche utilizado por los delincuentes —según fuentes de la investigación— había sido sustraído días antes en la provincia de Málaga.
En el interior se hallaron varios fardos de hachís envueltos en plástico y restos de barro, lo que sugiere que el vehículo había sido utilizado para un “pase” o traslado de droga desde la costa hacia el interior peninsular.
Los narcotraficantes lograron escapar a pie por una zona de monte bajo antes de que llegaran los refuerzos. La Guardia Civil mantiene abierta la investigación y no descarta nuevas detenciones en las próximas horas.
Fuentes del cuerpo aseguran que se están revisando las cámaras de tráfico y las comunicaciones telefónicas para localizar a los implicados.
Todo apunta a que el grupo pertenece a una de las redes locales que operan entre Tarifa, Algeciras y Los Barrios, donde el tráfico de hachís sigue siendo el negocio más rentable y violento de la comarca.
El Campo de Gibraltar, al límite: “cada día arriesgamos la vida”
El incidente ha provocado una oleada de mensajes de apoyo hacia los guardias civiles heridos. El alcalde de Tarifa, José Antonio Santos, expresó en redes sociales su gratitud hacia los agentes por “su compromiso y valentía al servicio de todos los vecinos”.
“Su actuación vuelve a poner de relieve el peligro al que se enfrentan nuestros cuerpos de seguridad en la lucha diaria contra el narcotráfico”, señaló.
Desde Algeciras, el alcalde José Ignacio Landaluce fue más allá y reclamó más medios materiales y humanos para los agentes del Campo de Gibraltar.
“Este nuevo incidente vuelve a poner de manifiesto el riesgo constante que asumen los guardias civiles. Es urgente declarar esta zona como Área de Especial Singularidad y dotarla de incentivos y recursos adecuados”, subrayó el regidor.
La asociación profesional JUCIL Cádiz (Justicia para la Guardia Civil) también emitió un comunicado en el que expresa su “más sincero deseo de pronta recuperación” para los agentes heridos y su “reconocimiento a todos los guardias civiles que se enfrentan cada día a organizaciones criminales cada vez más violentas”.
“Defender España no puede suponer pagar un precio tan alto sin la protección adecuada”, concluye la nota de JUCIL, que reclama una equiparación salarial real, refuerzo de personal y mayor protección jurídica para los agentes.
Una persecución que refleja el pulso del narcotráfico en la zona
La escena —un coche patrulla volcado, dos agentes heridos y un coche cargado de droga abandonado— es solo un reflejo más de la guerra silenciosa que se libra cada semana en el Campo de Gibraltar.
El narcotráfico continúa operando con estructuras cada vez más sofisticadas, utilizando vehículos robados, drones, embarcaciones rápidas y apoyo logístico local.
Aunque la presión policial ha logrado reducir el número de “narcolanchas” y detenciones espectaculares, los traficantes han cambiado de estrategia: ahora prefieren operaciones rápidas y más discretas, aprovechando los huecos de vigilancia.
Un mando de la Guardia Civil consultado por La Bandera lo resume con crudeza:
“Cada semana hay persecuciones, choques o emboscadas. Lo que pasa es que solo trascienden los casos más aparatosos. Pero el peligro está ahí, todos los días.”
Los agentes heridos, símbolo del riesgo invisible
Los dos guardias civiles heridos pertenecen al Puesto Principal de Tarifa, una unidad que lleva meses alertando del aumento de la violencia y la presión del narcotráfico en la zona.
Según fuentes sindicales, la falta de recursos y personal obliga a las patrullas a operar con vehículos envejecidos y turnos agotadores.
Uno de los representantes de JUCIL lo explica sin rodeos:
“Los coches oficiales tienen más de 200.000 kilómetros. Hay días que salimos al patrullar sin chalecos suficientes o sin apoyo aéreo. Y aun así, la gente sigue cumpliendo con su deber.”
“Defender España en el sur cuesta vidas”
El Campo de Gibraltar es hoy una de las zonas más sensibles del país, y lo que antes era un territorio de contrabando menor se ha convertido en un epicentro del narcotráfico internacional.
Los guardias civiles y policías nacionales que trabajan allí se enfrentan a redes armadas, persecuciones a gran velocidad y emboscadas en los caminos rurales o en la costa.
El vuelco del coche patrulla en Tahivilla ha reavivado el debate político y social sobre la falta de medios, un reclamo que se repite desde hace años.
“Defender la ley en el Campo de Gibraltar no puede seguir siendo un acto de heroísmo diario. Es una obligación del Estado dotar a estos agentes de recursos para que vuelvan vivos a casa”, denunciaron desde la asociación.
Otra señal de alarma en la frontera del hachís
El suceso de Tarifa se suma a una larga lista de episodios similares ocurridos en los últimos meses en el sur peninsular.
El Campo de Gibraltar sigue siendo la gran puerta de entrada del hachís a Europa, y sus protagonistas —guardias civiles, policías, narcos y vecinos— conviven con un nivel de tensión constante.
La imagen del coche patrulla volcado sobre la tierra se ha convertido en símbolo de una lucha desigual, librada por hombres y mujeres que siguen cumpliendo su deber, aunque cada misión pueda ser la última.








