A la izquierda española le molesta que se siga hablando a través del cine de la lucha contra el terrorismo de ETA, que sigue presuntamente defendiendo
‘La Infiltrada’ es una de las pocas películas del pasado año ‘salvables’ dentro del mediocre mercado de cine español. En la Gala de los Premios Goya no obtuvo todos los reconocimientos que se merecía, aunque si gano, de forma compartida el Premio a la Mejor Película del Año.
La productora de esta película, María Luisa Gutiérrez, recogió el premio. Su discurso fue el único se salió de la tendencia woke socialcomunista imperante en España y que domina a la perfección el presidente Pedro Sánchez junto con sus acólitos de Sumar y el ultracomunismo de Podemos.
A estas gentes les ha molestado sobremanera que Gutiérrez se haya acordado de las víctimas del terrorismo de ETA o de Santiago Segura. ¡Qué cosas!
Y lo han expresado en la televisión comunista de Pablo Iglesias, Canal Red. Ha sido la podemita Irene Zugasti la que demolía ‘La infiltrada’ como una película poco menos que indigna, fascista y peligrosa para las mentes de los espectadores y seguramente para toda España.
‘La infiltrada’: cine reaccionario para la izquierda
Para esta mujer, ‘La Infiltrada’ “es una película que romantiza las infiltraciones policiales en Euskal Herria y el espionaje a la sociedad vasca”. Por eso, para ella y toda la izquierda, el largometraje es “peligroso y reaccionario”.
Y es que al comunismo y al PSOE les molesta hoy la lucha contra el terrorismo de ETA, la lucha del Estado contra asesinos. Por supuesto, la matriarca podemita, Irene Montero comparte estas palabras repletas de odio salidas de la boca de Irene Zugasti.
Precisamente, Irene Zugasti señalaba que ‘La infiltrada’ “es una película de agentes policiales infiltrados en un momento en el que conocemos que hay infiltrados en movimientos sociales”.
Memoria histórica y los GAL
Además, a la supuesta analista podemita woke le parece mal que María Luisa Gutiérrez sea socia de Santiago Segura o que la productorahable de “memoria histórica” metiendo por medio la “cal viva” de los GAL para descalificar la lucha contra ETA.
Evidentemente, incluso desde la izquierda ha habido mucho malestar ante este análisis de odio y a favor de ETA. En redes, un usuario señalaba que “no sé si sería mucho pedir una izquierda que no romantice a ETA”.
Otra añadía que “a esta amiguita de Irene Montero, que le dio un puesto en su chiringuito de Igualdad, le parece fatal que la Policía infiltrase agentes en ETA, esta es la catadura moral que hemos tenido en el Gobierno”.
Más comentarios: “Alucino, ahora resulta que el espionaje y lucha contra la peor organización terrorista es peligroso y reaccionario, de verdad que yo no doy crédito”, en referencia a las críticas contra ‘La Infiltrada’.








